Foto: David Larrosa, 10 años

martes, 7 de junio de 2011

PELEA EN EL MESÓN

    Detuvo su vigorosa escritura, cansado de la pelea tabernaria que perturbaba su ánimo. No es un hombre más que otro si no hace más que otro, exclamó. Le replicaron con un Qué sabrás tú, manco, si no sirves para nada. Unos dicen que inmediatamente arremetió contra el injuriador, al que tumbó de un buen derechazo en la mandíbula, y que este cayó al suelo con los dientes bañados en sangre. Otros cuentan que paralizó la escena con una plática sobre entretenimiento y utilidad, lección y elección en la vida y la literatura. Por último, hay quien asegura que se conformó y siguió escribiendo sobre la oscura realidad de su época. Lo curioso es que los analistas del futuro atribuirán la frase al cajista de imprenta.







8 comentarios:

  1. Vengo por aquí, Susana, por primera vez, que no sabia que tenias blog.
    Estas historias, que juegan con lo que pudo haber sido o fue, me encantan

    ResponderEliminar
  2. Muerte roja

    Breve, concisa pero cuando la lees te llevas un rato pensando en esa escena y la recreas una y otra ves en tu mente, me ha gustado mucho.

    Un saludo Susana ;)

    ResponderEliminar
  3. Yo me inclinaría por la tercera opción, siguió escribiendo sobre la oscura realidad de su época; de cualquier época :-)

    ResponderEliminar
  4. Bienvenido, Depropio. Es un placer.

    Muerte Roja, gracias siempre.

    Odys, creo que también es mi opción, aunque es cierto que los cajistas de imprenta están reconocidos como grandes autores hoy, jaja...

    ResponderEliminar
  5. Me gusta mucho este micro Susana, con referencias claras, bien ambientado... Las tres opciones son buenísimas, yo me inclino por la primera primero, pero luego la tercera, jejeje.
    Un abrazos.

    ResponderEliminar
  6. José Ángel Cilleruelo8 de junio de 2011, 20:47

    Salió de la taberna cabizbajo. Salió de la taberna contento. Salió de la taberna herido. Salió de la taberna amargado. Salió de la taberna dicharachero. Salió de la taberna preguntón. Salió de la taberna con una idea. Salió de la taberna enfrascado en un diálogo. Salió de la taberna maldiciendo el polvo del camino que el viento levantaba a lo lejos. Salió de la taberna consternado. Salió de la taberna grandilocuente. Salió de la taberna obligado por las circunstancias. Por más conjeturas que hagamos, no sabremos nunca cómo salió de la taberna la tarde en la que le llamaron manco.

    ResponderEliminar
  7. David, me parece que, por datos biográficos, hay muchos números de que la primera se llevase a cabo. ¡Buena apuesta!

    Y menuda aportación, José Ángel... de lujo. Te agradezco mucho el despliegue de imaginación y la generosidad de colgarlo aquí. Un abrazo de Marte a Abisinia.

    ResponderEliminar
  8. Un homenaje estupendo, Susana.

    Pasó por hombre humilde y era de los más grandes.
    Abrazos

    ResponderEliminar