Ella es muy joven y está casi convencida de que estar con él es lo que tiene que hacer en esta vida. Que él es su destino. Él no lo duda. Ella duda de su convicción. Él hace planes por primera vez: cree que ella es su ángel y que sólo con ella existe un futuro. Promete que todo cambiará. Ella no sabe si todo cambiará. Cambiará de vida: será un hombre respetable, buscará trabajo, tendrán hijos. Ella ni se imagina encinta. Él la necesita para siempre. Puede que ella también a él. Tanto depende él de esa conjunción redentora, que jura que ella es su ángel. Moraima no puede negarse a ser un ángel. Él dice que es sólo suya. Aterrador y sublime. La joven duda un segundo. Luego decide que el amor es así: absoluto.
Cuando regresan de la boda, él cierra con llave la puerta. Este micro es un modesto homenaje a uno de los romances que más veces he releído y que más admiro. En términos modernos creo que hasta podríamos calificarlo de "microrrelato", no sé. Va el enlace para quienes no lo recuerden, y a pesar de que la comparación me deja, obviamente, muy por detrás del original.
No parecen abocados a comer perdices. Qué bueno es dudar. Dudar parece hacernos más humildes. Y qué difícil es amar a otro y no a nosotros.
ResponderEliminarBuen tema de reflexión. Gracias Susana. Abrazos.
No sé, no sé. Esos amores tan apasionados... Él cerrando la puerta con llave. Muchos amores son prisiones. Moraima debe tener cuidado. Muy bueno Susana. Un beso. Mar Horno.
ResponderEliminarCómo duele esa puerta que se cierra y que augura ventanas con barrotes!!!!
ResponderEliminarsaludillos
Está claro que él debe ser un demonio que necesita a un angel para vampirizarla.
ResponderEliminarLa verdad, Susana, es que también he pensado en el maltrato joven, que por desgracia sucede.
Besos.
Ella y él y él y ella son mientras se mueven libres. Pero la verdad absoluta abomina de la libertad. La libertad es el mal que la niega... Para él comienza una vida nueva, justo en el mismo instante en que para ella la vida termina.
ResponderEliminarBesos.
Ese machismo tan fuerte que se cree que es Dios.
ResponderEliminarNos vemos el jueves,
Muerte roja
ResponderEliminarUHHHH.... Ese portazo a sonado a mazmorra!!!
Que triste y (en ocasiones) que real...
Un beso Susana :)
Creo que logras - a través de la insistencia en esa duda que arrastras desde el principio- que los límites entre teoría y práctica se confundan. La palabra "absoluto", me parece clave, lo engloba todo. Propones una reflexión sin concesiones ni red, valiente, sin medias tintas. Y sales airosa, porque uno puede llegar a intuir y comprender esa decisión en toda su crudeza. Una pieza para darle muchas vueltas.
ResponderEliminarAbrazos.
Desconocía el romance al que hacés alusión, y que por cierto es bellísimo.
ResponderEliminarEncuentro a tu micro más dramático, con un atisbo a mal fin, a tragedia asegurada. Las últimas palabras, la puerta que él cierra, antreabre para el lector, una puerta al dolor de la protagonista.
Siempre es un placer leerte, Susana.
Un abrazo
El detalle de la llave es deterninante, de hecho, cierra "con llave" un micro para mirar a través de la cerradura.
ResponderEliminarEs un poco claustrofóbico, ¿no? Sea lo que sea lo que ha hecho que ella acepte la situación va a desaparecer mucho antes de que consiga recuperar lo que está perdiendo.
ResponderEliminarDestino, convicción, siempre, absolutismo, posesión ... amo las palabras y que aterradoras pueden resultar.
ResponderEliminarZurces con maestría un relato muy punzante. Poco a poco se evapora la ternura, la ilusión, la inocencia ...
Saludos!
Cuando uno describe las características del amor, no siempre aparecen los mejores términos: posesión, absoluto, ficción, celos, etc... Es verdad, hay mayores o menores grados de patología en algunos afectos, pero todos tienen un componente complejo. Tu texto así lo representa.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Está claro que no es un amor escogido. Que no es un amor con mayúsculas. Que es un amor pactado, como hay muchos, y los ha habido siempre. Nadie escoge libremente vivir una carcel, nadie. Y si lo escoge, no duda.
ResponderEliminarQué triste, Susana.
Ella es muy joven, para mí es determinante, de todas las dudas que tiene, es tan joven que aún no tiene capacidad para entender ese matrimonio, solo sabe lo que él u otros le dicen. Y él cierra con llave la puerta es descorazonador. No sé, Susana me ha recordado esos titulares donde hombres adultos y hasta ancianos se casan con niñas. No sé si era tu intención, pero eso es lo que yo he visto.
ResponderEliminarBesitos
Mal fin conlleva esas dudas...Y esa llave cerrando la puerta es el cierre perfecto.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Sinceramente : absolutamente triste. Como dicen los comentaristas, la llave del final es el broche determinante. Encierra esa diferencia de edad que yo leo, esa sumisión, esa falta de libertad, y ese matrimonio pactado.
ResponderEliminarNo hay amor. Hay una ceguera que le impide decidir a ella.
Un abrazo, y me quedo por aquí ¡me gusta!.
Laura.
http://demispalabrasylasvuestras.blogspot.com
Arte Pun, me gusta esa frase: "qué difícil es amar a otro y no a nosotros", representas con exactitud el papel del personaje masculino. Gracias por tu lectura.
ResponderEliminarMe gusta que rescates la parte apasionada del planteamiento, Mar. La necesitaba para realzar el resultado. Gracias, un abrazo.
Puck, la idea de amor-prisión es lo que quería expresar. Muchas gracias, un beso.
La juventud es un aspecto que aquí justifica la equivocación de la joven, como en el romance al que hago referencia. Gracias Isabel por verlo.
Odys, ese elemento de trágico desencuentro es muy valioso en el funcionamiento del relato, creo yo. O eso pretendía. Muchas gracias y un beso.
Gracias, Hermana Brönte (¿cuál de ellas?). Nos vemos, abrazos.
Muerte Roja, se te nota la mirada cinematográfica, jeje. Muchas gracias por venir, un beso grandote.
Muchas gracias por tu comentario tan elaborado, Agus. Es un verdadero placer tener lecturas técnicas y contrastar enfoques. Me ayudas mucho. Un abrazo.
Sí Patricia, la intención era acentuar el efecto dramático con el cierre por contraste con la apertura de puerta del romance, aunque todo se desplaza, ya que el romance habla de traición y yo (pretendo) autoengaño. El placer es tenerte a ti de lectora y disfrutar de tus aportaciones, muchas gracias.
Pues mira, Manu, no sabes la de vueltas que he dado a esa frase. Agradezco mucho tu valoración. Un abrazo.
Sí Montse, nada compensa la pérdida de libertad. Pero no es fácil prever que eso vaya a suceder en una relación, o al menos eso supongo cuando leo tantos casos en los periódicos. Gracias, un beso.
Pues muchas gracias, Mònica, me alegro mucho de que lo veas así. Un abrazo y hasta pronto.
Sospecho que me tira mucho la tristeza en general, Humberto; el tema de la muerte, la pérdida, el amor desleal... Sólo de vez en cuando uso el humor, para disimular. Gracias por tu lectura, un beso.
Miguelángel, creo que el drama está en no creer suficientemente en la propia intuición. Al menos eso quería expresar yo. Un abrazo y hasta pronto, gracias por pasar.
Pues gracias por leerlo así, Elysa. No pretendía marcar una gran diferencia de edad pero creo que sí he asociado una mayor experiencia al personaje masculino, y eso produce una determinada lectura ahora que lo dices. Un abrazo.
Gracias Rosa, lo de la llave, como le decía a Manu, fue motivo de algunas vueltas. Besos desde el suelo.
Bienvenida, Laura, y muchísimas gracias por valorar positivamente el relato a pesar de toda su tristeza. Un abrazo y hasta pronto.
Qué tristísimo Susana,
ResponderEliminarlamentablemente es una versión de un romance antiguo con vigencia plena, desde luego. Y qué lástima que ella opine que "el amor así: absoluto". Escalofriante.
Un abrazo
No sucumbir a la duda,permanecer en permanente estado abismal de si sí o si no. Potente imagen.
ResponderEliminarHola Suana, ya de regreso y con post en mi blog. Me encantó el cuento, no he leído el romance que mencionas, pero lo hará; así que gracias por el enlace.
ResponderEliminarEl final está de pelos, muy bueno, por lo que pareciera que el amor absoluto, como se supone ella, es a fuerza, para no escapar. Un gran saludo.
Cada vez más sublimes y más breve, sentí que me quedaba en la vereda frente a la puerta cerrada donde esta joven pareja había decidido (con todos los vericuetos de dicho verbo) en nombre de las cosas; en nombre del amor.
ResponderEliminarHermoso, un texto que habla de una cosa para pensar muchas otras cosas.
Un fuerte abrazo desde el sur.
Lo más triste de esta historia es su reflejo real en un mundo con demasiadas Moraimas, pretendidos ángeles convertidos en alma en pena bajo un yugo ilícito.
ResponderEliminarSusana, enlazo tu blog al mío para estar al día de tus nuevas creaciones.
ResponderEliminarCuando nos vamos haciendo mayores vamos entendiendo el pleno horror de las palabras absolutas. O al menos yo lo veo ahora, antes me parecían imprescindibles. Muchas gracias por pasar, Rocío, un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por valorar la potencia de la imagen, Jesús, ya que es el eje del relato. Un abrazo.
Gracias por pasar, Eskimal, pero te veo muy apresurado... y aquí no hay prisas (para comentar). Take it easy. Un abrazo.
Juan, me encanta que te sitúes imaginariamente en la puerta del relato. Eso significa que entraste, y no hay mayor satisfacción para quien escribe. Un fuerte abrazo, gracias.
Fernando, qué bonita imagen la del "yugo ilícito". Yo también te enlazo, nos leemos.
Hola Susana, he estado mirando los relatos que tienes colgados por aquí y no he visto I'M HERE.
ResponderEliminarNo seas egoista y cuélgalo porque me parece brutal. Un historia llena de matices para 16 líneas que quizá sea verdad, y deban ser solo 14, pero con el permiso del resto de compañeros, debo decir que a mi parecer fue el mejor de los relatos que presentamos ayer.
Una historia sorprendente, que trasciende el mero truco de chistera (como yo considero al mío) y deja un remanente que te hace pensar en la complejidad del ser humano y los valores establecidos.
Gracias por compartirlo y Felicidades.
Fernando, eres muy generoso conmigo y francamente injusto con los demás (el tuyo incluido, desde luego; tenía mucha miga, como se puso de manifiesto). El relato que presenté al taller es muy anterior, lo verás aquí con el título "Renacer". No me daba tiempo a improvisar nada nuevo. Un fuerte abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminar¡ay. Susana!qué certero ha sido el dardo. Es un relato precioso, con las dudas, las certezas, y el aterrador final.
ResponderEliminarMuy bueno,
Un abrazo
Muchísimas gracias, Elena. Es un lujo que te guste. Hasta pronto.
ResponderEliminarSusana, esta semana llego mas tarde...
ResponderEliminarMe ha gustado este micro, y esa imagen del amor, de la mujer insignificante prisionera del autoengaño.
Donde el corazón nos lleve...y a veces, nos lleva a una ciénaga. Los sentimientos son así, llenos de dudas, de miedos, de sueños, de desilusiones.
Existe el amor absoluto, pero no es amor, es otra cosa, como esos amores que no suman, que se lastiman...que se poseen...
Un abrazo
Xavier, muchas gracias por pasar y comentar. Cap problema en los tiempos, faltaría más; yo también levo mis visitas de una forma muy irregular últimamente. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta porque has conseguido que la historia contada en el siglo XXI tenga algo del sabor del romance antiguo. Y porque permitirnos leer los dos, es en sí un mensaje: no cambian las cosas, por lo menos algunas y en algunos lugares apenas cambian.
ResponderEliminarEse final de la llave, le da el golpe desolador al texto... es como si se dijera a los lectores, ni siquiera vosotros podéis pasar, lo que ocurra aquí dentro es asunto mío, de mi propiedad... y es escalofriante imaginar lo que pueda ocurrir tras esa puerta.
Un abrazo