En la voluta de humo de la pipa del capitán el grumete descubre el
espejismo de una sirena. Cuando se abalanza sobre la imagen la pipa salta por
los aires, y él caza el humo entre las manos. El capitán masculla un
juramento y el muchacho abre asustado la prisión de sus dedos para mostrarle la
sirena, del tamaño de un pececillo, que aletea desesperadamente en su palma.
-¡Tira enseguida esa morralla! -brama el capitán, con insólito
pavor.
En el fondo del calabozo donde purga su vida de pirata, hoy pasa
las horas muertas tratando de rescatar el recuerdo de aquel rostro de humana
belleza que, segundos antes de ser devuelto al mar, le evocara el único amor
que alumbró sus sueños de muchacho.
Este texto participó en el concurso de mayo de la Microbiblioteca, sin suerte.
Voy a destacar, en primer lugar, algo que no tiene demasiada importancia pero que a mí me ha encantado: la musicalidad, la eufonía de la primera frase: "En la voluta de humo de la pipa del capitán el grumete descubre el espejismo de una sirena". Casi daría para un nanorrelato, ¿no? Por lo demás, destaco, también, la fluidez de la prosa, su precisión léxica, el lirismo (fantástica la "prisión de sus dedos"), el aliento legendario, la enorme fuerza de la imagen de la sirena diminuta en la mano del grumete, y el rastro de amargura que deja la última escena del capitán. Muy bien logrado todo. Me parece una gran pieza, sí señora.
ResponderEliminarY por cierto, ha participado sin suerte relativa, ¿no?, porque lo leí ayer en la página de Lamicorbiblioteca como uno de los finalistas mensuales. Enhorabuena por ese reconocimiento, también. Pero sobre todo por el micro.
Un abrazo.
Una belleza Susana, a pesar o quizás por la tristeza que encierra.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Planteas de un modo muy inteligente la dicotomía entre la fragilidad y la consistencia del sueño, a través de la imagen de la voluta que se pierde. Dicotomía que si fuera a la inversa también funcionaría, en este caso, claro, recorriendo el camino inverso. De lo real a la nada.
ResponderEliminarAbrazos.
La suerte radica en haber escrito este buen micro. Para eso sirven los concursos: para abrir la imaginación y buscar dentro algo que desconocíamos que estaba allí.
ResponderEliminarComo siempre, Susana, un placer leerte
Abrazos!
Si dejo de lado que lo hayas hecho participar en un concurso (jeje), me parece un relato excelente. Tengo la sensación de que así sucede con muchas personas, el amor se les desvanece en una voluta de humo que alguna vez dejaron escapar, amor que otro veía. Es metafórico, es tierno y es un poco triste, y me gustó mucho.
ResponderEliminarUn beso.
HD
Un buen micro, Susana. Lleno de lirismo, como dice Iván. Abrazos.
ResponderEliminarCómo que sin suerte? O, tienes razón, no ha sido la suerte la que te ha hecho llegar a finalista en el concurso. No, ni mucho menos.
ResponderEliminarSólo vengo a decirte, Enhorabuena Susana. Y luego entraré con más calma.
Un abrazo, mientras tanto.
Y entré con más calma. Qué delicia, Susana. La imagen de la sirenita entre los barrotes de sus dedos es una maravilla. Y que apareciera de entre el humo de la pipa del capitán... Qué cuentito tan lindo.
EliminarDespués de los comentarios minuciosos de Iván y Agus, ¿qué puede decir uno que aporte algo o resulte interesante, Susana, más allá de lo que el relato nos ha hecho sentir?
ResponderEliminarUna pieza fantástica, hilvanada con una prosa limítrofe entre la narración y la poesía, que nos llega al corazón con una puntada de pena por el amor perdido.
Mis aplausos. Un micro genial.
Un abrazo,
Bueno Susana, no creas que es porque este tipo de microrrelatos me pierde, a parte de por ese motivo, me gusta tu microrrelato porque es muy bueno y sobre todo porque es bello, es una preciosa miniatura, que cuenta
ResponderEliminarmuchas cosas: me habla de fragilidad, de los sueños, de pérdidas.
Sí es cierto que deja el poso triste, pero de esa tristeza gustosa.
Es de esas piezas que yo no olvidaré porque toca algo profundo.
Besico
Muchas gracias IVÁN, ROSA, AGUS, MARTA, PATRICIA, HUMBERTO, RICARDO, MIGUELÁNGEL, PEDRO y ROSANA por pasar y comentar positivamente, ¡así da gusto! Un beso grande.
ResponderEliminarEstas historias me fascinan ya lo sabes, he disfrutado leyéndola...
ResponderEliminarLástima que no hubiera suerte.
Un beso grande :D
A los lobos de mar nos gusta pensar que algún día, después de un abordaje o de un naufragio, alguien tendrá la decencia de rescatarnos de nuestros sueños.
ResponderEliminarEfectivamente, después del bisturí de Iván y Agus, se me hace difícil decir algo diferente. Una pieza que me evoca la pérdida, lo que no fue y pudo ser, tal vez por inconsciencia, por destino, por...
Abrazos muchos
Por cierto, soy Xesc, que he entrado desde el gmail de Judit que estaba abierto y no me había dado cuenta. Dije.
EliminarAbrazos de nuevo
No era necesaria la aclaración Xesc, ya habíamos naufragado, y eso.
EliminarGran micro Susana. A la primera frase, le colocaría una coma, entre el capitán y el grumete, pero también la colocaría en un altar porque esa primera frase es el enganche especial que me produjo tu texto. Y no lo quise soltar hasta el final y lo relei tres veces. En especial me gusta el primer párrafo, sin restarle nada al segundo.
ResponderEliminarTambién te leí con el texto finalista del mes de mayo en la Microbiblioteca. No, no es cuestión de suerte, querida, cuando las letras se unen para formar bellos textos, no se trata de suerte, sino de magnífico buen hacer, como en tu caso.
Un besote Susana.
Hola Susana. Te felicitaba en la microbiblioteca, pero no me dejaba , así que lo hago aquí. Me ha encantado tu historia. Tan breve en líneas y con tanta fuerza en el personaje y en sus emociones. Es muy visual y con elementos muy sutiles: humo, horas, sirenas, aleteos y bellezas.
ResponderEliminarDa el premio por tuyo. Hay muchas maneras de triunfar.
Un beso.
Antonia Garcia Lago
Muy bello, tengo debilidad por el cuento fantástico. Saludos.
ResponderEliminarHola Susana, nos traes a tu ventana pinceladas de mar, lobos, sirenas, espejismos y amores. Todo esto, sin agitar, sólo mostrado con el humo de una pipa y el tiempo de las horas muertas. No apostaría por el amor del muchacho, más bien por el del capitán.
ResponderEliminarBesos.
Hola Marta, gracias por tus visitas y tus palabras.
ResponderEliminarDoy por invitados a tu blog a todos mis "habitués", que te habrán leído aquí, y voy a visitar el tuyo.
Sobre la ABLACC, nació por iniciativa de Jesus Esnaola como símbolo y defensa del comentario constructivo. Como emblema de esa voluntad de hacer de los comentarios un análisis y no un saludo, muchos pusimos el logo en el blog, pero existe además un blog con ese nombre en el que Jesus cuelga artículos y entrevistas muy interesantes, te lo recomiendo.
Abrazos
ay la suerte, qué caprichosa es. Sólido en la construcción, bello y equilibrado, pleno de significado. Enhorabuena...
ResponderEliminarEs una belleza, Susana. Ya sabes que en esto de los concursos influye mucho el gusto personal, además de la calidad. A mí el tuyo me ha encantado.
ResponderEliminarAbrazos al cubo.
LAURA, ANTONIA, ARTE PUN, MARTA, ODYS, LOLA, un millón de gracias por vuestra cálida compañía. Abrazos
ResponderEliminarQuizá dejamos escapar el amor. Así podría definir este cuento Susana. Quizá la demencia está en su recuerdo. Pero no es posible dejar de mencionar que hay nostalgia por una alegría que se fue entre el humo y el mar. Abrazos Susana, y gracias por la lista, ya la estoy checando.
ResponderEliminarYo creo que Piglia te felicitaría por ver expuesta en este precioso micro su teoría de forma tan poética y condensada. En esa blancura de la voluta veo el iceberg que asoma para llevarnos a la profundidad de la prisión y la verdadera historia interna.
ResponderEliminarFelicidades, Susana, y un fuerte abrazo.
Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Ya desde el principio avisas de que en esta entrada tenemos que buscar la segunda historia. Claro que esa sería del autor. Pero la verdadera segunda historia es la del lector. No sé, para mi es la eterna castración que los padres, profesores, educadores y demás producen en lo sueños y deseos de los jóvenes (aún en su edad anciana), y como al final, cuando ya no tiene solución se añora. Ya veré. Desde luego la historia que se ve, la de ese muchacho cazando espejismos es muy bonita. Qué sé yo.
ResponderEliminarSolo con esa primera frase el micro ya es para antología. Es una imagen muy bella y evocadora. No sé que más puedo decir, tan solo que está lleno de melancolía, de sueños, de recuerdos y deseos. Es increible todo lo que consigues traer hasta mi mente con este hermoso micro.
ResponderEliminarGracias.
Besitos
ESKIMAL, ISABEL, JUANITO (feliz santo), XIMENS, ELYSA: un millón de besos y un millón de gracias. De verdad.
ResponderEliminarMe parece una buena historia, y bien contada. Me gusta -reconozco que soy raro- la reacción del capitán (por cierto: "insÓlito").
ResponderEliminarPara mi gusto -y esto es muy personal- el final lo preferiría un poco más explícito (creo que se puede generar una cierta confusión con el sujeto de la frase). Y lo de la "humana belleza" no me acaba de convencer: la belleza humana es efímera y, por lo tanto, imperfecta... no da para tanto sueño.
¡Salud!
Bienvenido/a, Narrativa Cuántica. Ya ves que te he hecho inmediatamente caso en la corrección del acento. Y te comento: la ambigüedad es buscada, y creo que así lo aprecian los demás lectores, para confundir el pasado y el presente de un personaje que fue grumete y es pirata (y que puede ser, partiendo de la primera escena, el uno o el otro). Ahí estaría la relación con el título.
ResponderEliminarEn cuanto a la belleza humana, pues seguramente tienes toda la razón, pero había que ponerle rostro visual al pececillo/sirena, y si digo que su belleza es acuática yo creo que todos vemos una sardina. De todas formas le daré vueltas a la cuestión, ya que lo que cuelgo aquí no suele quedar tal cual en mis archivos. Los comentarios me son muy útiles, gracias.
Pues a mí me ha gustado mucho y a estas alturas, después de tantos comentarios inteligente, no se me ocurre ninguna originalidad crítica. Los hay que somos del montón de los torpes. Yo creo, de todas maneras, que no siempre se cumple la teoría de Piglia. Hay cuentos que sólo cuentan una historia. No deja de ser literariamente apasionante que la historia que se silencia sea la verdadera historia. En La dama del perrito (?) Chejov contaba multitud de detalles y cosas secundarias, pero la verdadera historia es la historia de una infidelidad...
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