Los huesos siguieron llegando, pero yo ya no
estaba allí. Se acumularon por los rincones, se desordenaron en las salas,
fueron codiciados por los visitantes de paso. Los había (cosas de la ignorancia
popular, mezclada con la buena fe del envío) de todo tipo de animales, y hasta
algunos humanos. Incluso llegaban con mordeduras, como si en el último momento
su remitente los hubiera sometido a cata.
Dos décadas después me pregunto si
fueron vistos, descartados por algún experto. ¿Merecieron pruebas de carbono y
ADN? Si, como era mi propósito, me hubiese dejado la vida en el empeño de la
reconstrucción, tal vez su puzzle histórico se elevaría entero en el centro de
la cueva. Un monumento al tesón, mejor que nada. Incluso, fantaseo, mi propio
esqueleto serviría al final para ilustrar la complejidad del ser humano frente
a la simpleza de los saurios, y mi nombre daría nombre a un centro geológico.
En lugar de eso, vivo pujando por los
vestigios más remotos de la antropología en el mercado negro de Internet, a la
captura del tiempo y la eficiencia. Aunque algo me dice que la velocidad empaña
la tarea minuciosa de cualquier aspirante a la gloria.
EN BUSCA
DEL TIEMPO PERDIDO
La revista
siguió llegando, pero yo ya no estaba allí. Cada número era una posibilidad de
que mi cuento hubiese ganado el certamen mensual. Si mi nombre aparecía en
letras de molde, como decíamos entonces, con la revista bajo el brazo visitaría
todas las editoriales y periódicos solicitando al redactor jefe una
oportunidad. Pero me fui de allí y me fui lejos, y me fui décadas, y las
revistas fueron apilándose, cerradas aún en su gran sobre de correos con mi
nombre. ¿O no las apiló nadie? ¿Fueron leídas, donadas, encuadernadas,
cubrieron el suelo fregado de una cocina, alzaron las posaderas de un niño que
no alcanzaba a la mesa? Hoy pujo en Internet por los números perdidos con la
obsesión de un ludópata, buscándome ilusamente donde me dejé, como si llevar mi
nombre premiado bajo el brazo pudiese volver a conseguirme un gran futuro por
delante.
Huesos, muy de actualidad. De animales, de humanos. Tragedias ocultas.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Sí, vivimos tiempos raudos, veloces, y cuya ferocidad exige resultados inmediatos, inminentes, que muchas veces están reñidos con la veracidad. No se admiten los matices, ni hay lugar para el tiempo.
ResponderEliminarMe alegra mucho volver a leerte, abrazos.
Se perderán, a la velocidad que vamos, tantos valores, y no solo materiales.
ResponderEliminarBuen inicio para que vayamos royendo.
Abrazos de bienvenida.
Roer huesos. ¿No hay una antología de poemas famosa con ese título? Se me escapa bastante el cuento, debe ser lo que dicen Lola y Agus... Bienvenida.
ResponderEliminarHola Susana,
ResponderEliminarA mi me gusta más el segundo relato, tal vez sea porque el tema huesos me va menos que el de las revistas. En el segundo, se percibe una meta creíble: un premio o mención, en el primero esta meta es un trabajo bien hecho, algo con menos espíritu de meta o fin, ya que así debería ser ejecutado todo trabajo. En el primero se apuesta claramente por oponer la velocidad a la gloria, algo que al quedar tan claramente expuesto no deja margen al lector, o estás de acuerdo o no, y esto es arriesgado. En el segundo esto no aparece tan claro, es más una búsqueda de un pasado, expresado genialmente con ese "buscándome ilusamente donde me dejé", y el "pudiese" final deja una puerta abierta al sí y al no, algo más asumible.
Enhorabuena por ser una piraña, y por ese otro proyecto que me contaste.
Un beso
Que difícil... los dos son muy buenos, pero puesta a elegir, me decanto por la primera, lo he visualizado mejor y me he introducido en la historia.
ResponderEliminarUn beso grande :)
PD:
Imposible leer tu relato sin tener en la cabeza a Ruth y José
Yo suscribo lo que apunta -y muy bien- Arte Pun, Susana. La segunda versión me ha gustado menos que la original. En esta, además de la verosimilitud que pueda encajar dentro de la fantasía de la historia, se nota menos la dicotomía planteada y el hecho de que su protagonista sea un artista, encaja mejor que si es un científico.
ResponderEliminarMe alegra tu retorno, y no quiero marcharme sin dejarte mi enhorabuena por nadar en ese mar de pirañas que muchos estamos esperando con ansiedad. Ya he confesado en más de un sitio cuánto me honra veros ahí y luego encontraros con que os invertís vuestro tiempo visitándome en mi rincón y dejándome vuestros pareceres.
Un abrazo,
Es muy difícil decidirse, pues son dos textos diferentes. Claro que hay una idea princeps, pero el desarrollo es muy diferente.
ResponderEliminarA mí me gustó más la versión original, la nueva está más complejizada, pero creo que eso no la favorece. Me transmitió la sensación de se tomaba un bello recuerdo y se lo ataviaba de ropajes que en verdad no necesita.
Es una opinión, claro está.
Un beso.
HD
Muchas gracias DAVID, AGUS, LOLA, JUAN, ARTE PUN, NIEVES, PEDRO y HUMBERTO por vuestros comentarios; me son muy útiles, especialmente los que habéis llegado cuando colgué el texto de origen, un poco más tarde. (No había visto el matiz que destacas, Arte Pun, ¡gracias! Está claro que a veces los árboles no dejan ver el bosque...) Abrazos per tutti
ResponderEliminarSusana. La primera versión me resulta muy compleja de entender. Debe ser carencia mía, sin duda. Al final no entiendo que me estás contando ni por qué lo cuentas así de raro. Leo los dos primeros párrafos y no estoy situado en el espacio, no sé de que se habla. En fin. Creo que un lector sin empeño no volvería a intentarlo.
ResponderEliminarLa segunda versión, la más antigua, creo que ya está más a mi nivel de lector. Muestra cómo la pérdida de una ilusión por cualquier motivo es buscada como punto de retorno para seguir otro camino al actual.
De algún modo se está hablando del escritor que abandona en el empeño de ser escritor, se dedica a otros menesteres sucedáneos, y ahora está en este mundillo de los blog
Ahora, releo la nueva versión y si que entiendo lo que quieres decir, pero solo por lo aprendido en el segundo.
A veces me pregunto si no se puede escribir más fácilmente. No sé.
Llegué hace tiempo; estabas de vacaciones. Volví un poco más tarde, y me sentí confuso ante la complejidad del solitario texto. Tras ello, hace un minuto, ya pasado, ya pretérito, me armé de fuerza y valor para enfrentarme de nuevo al texto, y cual fue mi sorpresa, cuando todo se vio enriquecido por una versión pasada más clarificadora. Ni decir tiene que me quedo con la antigua, pues como otros se atrevieron a decir antes, los coleccionistas de huesos son más extraños que los propios paleontólogos.
ResponderEliminarUna perta.
Gracias XIMENS, CORTACUENTOS. Las primeras opiniones ya sugerían que era un texto innecesariamente oscuro; ahora ya no me cabe duda. Sobre escribir más fácilmente, Ximens, pues yo también creo que es lo más recomendable, pero aquí hago tentativas, pruebas, experimentos. Pifias. En fin, besitos y hasta la próxima.
ResponderEliminarNos deja el sabor de que hay empeño continuo. Tal vez el error está en buscar de la misma manera esperando lo mismo, tal vez su sentido de vida sea esa búsqueda eterna de paleontólogo. Abrazos Susana.
ResponderEliminarVuelvo con más tiempo.
ResponderEliminarPienso y no sólo por el título y las décadas que hay dos tiempos: "presente" en cuanto a los certámenes, veo ahí la vanidad, esa que nos conduce a comernos y a que no quede nada más que unos huesos por duros de roer en un "futuro" poco prometedor. Seguro hay más cosas, pero esa es mi primera lectura.
Me gusta mucho esa frase final sobre la velocidad.
Y todo el recorrido del primer relato tan bien elaborado.
Un fuerte abrazo.
Creo que el primero puede resultar algo más complejo que el segundo, aunque yo creo que ambos resaltan la inutilidad de las prisas, creo que queda condensado en la última frase del primer relato.
ResponderEliminarEn el segundo entiendo el escritor que dejó de serlo y se busca inutilmente en el tiempo pasado.
Sea como fuera, me gustan. Y ya estoy de vuelta para seguir leyéndote-
Muchos besos
Pues en el original están los sentimientos del narrador, sus emociones que se logran transmitir al lector. Esto es bueno, muy bueno. En el segundo, ya con mayor experiencia con las palabras, hay toda una demostración (consciente o inconsciente) de que se puede jugar con ellas. Esto al lector promedio, no le va ni le viene.
ResponderEliminarPrometo leerlo con detenimiento. Comparar y comentarlos. Y no es por cumplir, ni por hablar. Es porque me apetece y quiero hacerlo.
ResponderEliminarVoy un poco atrasado en el tiempo, estoy viviendo anteayer todo el rato. Pero enseguida me alcanzo hoy, ya verás.
Otro.
He entrado varias veces, he copiado los textos y los he leído en diferentes momentos. Definitivamente me gusta más el original, supongo que porque me llega, me es más cercano y encuentro la motivación, quizás sea cosa mía, últimamente tiendo a simplificar y a alejarme de todo lo hermético. Eso es lo que me alejaba del texto actual, demasiado hermético, aunque admito que tiene ecos cercanos que resonaban y me impedían dejar de leerlo.
ResponderEliminarAl final, Susana, no tengo ni idea de si te aclaro algo, pero bueno, sabes que ese es el proceso, llega le lector y se apropia del texto y lo interpreta desde sus sentimientos.
Besitos