Foto: David Larrosa, 10 años

martes, 10 de enero de 2012

ENCOMIENDA



La fortuna del bisabuelo alcanzó a tres generaciones y ahora yo, arruinado, debo donar su mansión al Ayuntamiento. Van a convertirla en un museo, y sin embargo me exigen a mí que retire la palmera que crece a la puerta del jardín indiano. La fea ulceración del tronco ahuyentaría al público, dicen; caterva de mojigatos  [que] espera profanar mi herencia.
Yo mismo acudo a la finca hacha en mano. Quiero asestarle en persona el golpe de gracia. No recuerdo cuántas veces trepé a su tronco hecho mástil o fui atado, cautivo, a esa rugosidad que de adolescente acompañó mis soledades. Su sobrio perfil cruzó la vista del mar, al fondo. El mar por donde llegó siendo aún semilla.
Descargo el primer corte, certero; cuesta despegar la herramienta. Va el segundo; se estremece. Me sacudo las sensaciones y la vida y le doy el tercero con determinación. Golpe de carne y hueso.
El tronco se despereza. Cruje  y abre una lenta boca. De la amarga hendidura se despliega un grito agudo, progresivo, demente, grito de mandrágora que perfora varias generaciones. Me trepana y, enloquecidos los tímpanos, mi vista se imanta en el interior del tronco: un feto fósil, de rostro petrificado y párpados prominentes, duerme un lúgubre sueño. La raíz umbilical que envuelve el cuerpo es un áspid de madera. Me acuerdo del tío Abel. De su hija Susana. 
Paralizado, me hundo en el suelo mientras las hojas de la buganvilla y el castaño se agitan a mi espalda, y roídos por un cáncer interior los troncos revientan, las ramas caen, la tierra eructa humedades. De cada raíz brota un engendro monstruoso que empieza esforzadamente a reptar por el jardín. A la voz del ininterrumpido grito despiertan al unísono. Sus formas me conmueven, pero el horror no me alcanza. Quizá supe siempre que este sería mi destino, la vuelta al suelo. No huyo. Lo que enferma sana y da salud. 
Consigo llegar a la cancela. Voy a cerrarla. Si logro aplacar a estas bestias fundaré un nuevo futuro. Nadie sabrá más de mí, lucharé hasta que dome a los engendros. Empuño el hacha. Construiré el primer bestiario de las Américas, catálogo de monstruos y prodigios, zoología para locos y valientes. Para quienes entienden de coraje, para quienes comprenden que todavía hay algo por hacer.
Cinco años y fortuna. 


30 comentarios:

  1. Qué bueno Susana!!! Me gusta como entretejes la historia del protagonista con cada golpe a la palmera, y el revelarse de esta.

    Besos desde el aire

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  2. Impresionante. Me he quedado sin palabras. Esa palmera que encarna las penas, secretos y desdichas de tres generaciones de una familia. Locura concentrada en golpes de hacha, desvarío del último miembro de una progenie que debe ocultar muchos enigmas. La historia da para una novela. Un beso.

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  3. Me he quedado parada en el punto de inflexión de la historia, cuando se abre la boca de la palmera. Un momento magistral. Un micro muy muy especial que, con tu permiso, voy a leer un par de veces más.
    Abrazos

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  4. Jo Susana, cada vez que paso por aquí me sorprendo con algo nuevo. El puntito de terror no me lo esperaba y me ha parecido que la tensión narrativa se mantiene de maravilla (partiendo de cero, como debe ser).
    Hay una cosita, que como compis de la Ablacc, me voy a permitir... hay una frase justo al principio que no acabo de entender, mira: "ahuyentaría al público, dicen; caterva de mojigatos espera profanar mi herencia."
    No sería "que espera"... es que además parece que hay un espacio de más y quizá lo has borrado por error. O simplemente se me escapa algo, ya me dirás.
    Bueno guapa, felicidades como siempre y besitos

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  5. Tengo que volver porque una primera lectura no basta. Me ha sorprendido la riqueza de vocabulario, las expresiones sobre lo vivido y el giro hacia lo fantástico al que veo, incluso, tintes de realidad por el momento que vivimos y que tan bien cierras con la frase final.

    Menos mal que han terminado las fiestas para seguir leyéndote.

    Besos.

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  6. Yo te iba a decir lo mismo que Rocío, más que error creo que es un gazapillo un despiste, o si es deliberado ya nos dices. Y quitando eso, me ha parecido una maravilla. He empezado leyendo algo cotidiano, muy normal y me he encontrado en un relato de Poe o más bien de Lovecraft (esas humedades oscuras de lo enterrado y profundo, esos engendros y ese protagonista que se pliega al destino que no lucha y acepta la locura y punto final de una estirpe llena de podredumbre y secretos). La verdad es que te ha quedado un texto clásico y no lo digo en sentido peyorativo ni mucho menos, con un lenguaje rico y cuidado-

    Abrazo de bienvenida

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  7. Así suelen ser lo lazos familiares, una boca eructa un secreto y ya no se puede parar. Caen al suelo cuanto disimulo hay, hubo y habrá. Sabiéndolo todo, o casi todo, es sencillo, triste incluso, deducirlo.

    Un placer volver a leerte!

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  8. Me encanta el título por las múltiples visiones que le arrancan dar a la historia de la saga familiar. Incluso la que se daba en las "Américas". Sofisticado y sobrio a la vez.
    La dignidad del protagonista en la pérdida del legado, la humillación, la resignación en la locura, el asumir la culpa de la derrota, los secretos enterrados como engendros, el renacer (si cabe) en la lucha por una nueva fortuna. Cinco años y fortuna, frase final entre enigmática y a la vez optimista que se (nos) dice el protagonista.
    Comparto la visión de lo fantástico e irreal del relato que comentan por arriba.
    Este elemento da para un relato más extenso, seguro.
    Saludos de vuelta.
    PD: Si me he ido mucho de la idea ya me dirás.

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  9. Intuyo que el texto mismo es la palmera. No sólo en forma y en estructura, sino en su proceder y desarrollo. La historia arranca desnuda como el tronco y luego se diversa en la hojarasca túpida y espesa de la copa. El lector trepa y una vez arriba se pierde porque tu quieres que sea así. Hay por tantos tantas historias como hojas - no en vano es la historia de una genealogía - y todas tienen la laxitud y tristeza de la hoja de una palmera. Una pieza de vanguardia.

    Abrazos.

    Pd: Me encantó el lenguaje, y como éste se enreda.

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  10. Rosa, me gusta tu idea de que la palmera "responde" a su manera. Gracias por tus palabras, besos desde el suelo (hoy más suelo que nunca, ya ves).

    Muchas gracias Mar, es un placer que te guste y que le veas más posibilidades. Tendré que planteármelo, porque la ambientación siniestra me tira. Un abrazo.

    Anita, celebro que te atraiga la escena y hasta quieras releerla. Es un gustazo. Besos mil, gracias.

    Rocío, mujer, no hay que invocar a la Ablacc para esto. Tienes toda la razón: falta un "que" y no, no es accidental, lo he puesto así para expresar una especie de maldición en boca del narrador, para expresar algo que él masculla. Sería como "panda de imbéciles va a venir a cenar", p.ej., solo que confunde, no se lee como yo había previsto y por lo tanto no funciona. Lo arreglo enseguida, ¡¡¡GRACIAS!!! Besitos tenebrosos y terroríficos.

    Isabel, me sacas los colores, hija... Me alegro mucho de que valores el giro a lo fantástico, es un territorio que necesito explotar ahora mismo. Un fuerte abrazo, gracias.

    No sabes lo que me alegra esa definición de lo clásico, Rosana, porque nunca sé muy bien si estoy trasnochada o me voy por los cerros de Úbeda cuando escribo así, tradicional digamos. Yo creo que no es un formato que pueda pasar de "moda", y que si hay modas, mal vamos... pero me viene bien tu confirmación. A ver si no se pronuncia nadie en contra y vuelvo a mis dudas. En cuanto al "que", ya ves: solucionado. Muchas gracias, un beso grande. grande.

    Patricia, el placer es volver a leerte a ti aquí y en tu blog. He estado en barbecho de todo, pero me voy a poner rápidamente al día. Gracias por tu cariño, un abrazo.

    Me hace gracia tu posdata, Xesc. Describes exactamente lo que yo quería transmitir, así que me siento superfeliz y te agradezco muchísimo tu lectura. Que además me pone así de gorda. Besos.

    Huy Agus, creo que has hecho una construcción de las tuyas a partir de algo mucho más modesto que lo que describes, o con menos ambiciones formales por lo menos. Pero no se lo digas a nadie... ¡a ver si cuela! Un millón de gracias, un millón de besos.

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  11. Ese bestiario que llena manzanas y manzanas de ciudades de los cinco continentes y que tú lo engarzas con una palmera, con un árbol que llena los jardines de muchas casas en España, de muchos corazones indianos. Me ha gustado tu micro, me ha recordado las cascadas llenas de vida y muerte.

    Blogsaludos

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  12. Cada familia tiene sus monstruos guardados, a buen recaudo en un baúl, o en el sótano. Ésta los tiene bajo tierra. Y esa palmera con un forúnculo que avisa de lo que esconde, es su salida a la realidad que destapa, a hachazo limpio, el coprotagonista. Seguro que si consigue dominar los monstruos, tendrá un hermoso bestiario.
    A mí también me recordó a Lovecraft.

    Puñado de besos de brote tierno.

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  13. Si los arboles hablaran..., si esos hijos de los padres que escribieron un libro y plantaron un árbol pudieran hablar con ellos... Un micro fantástico de corte clásico, como los del siglo XIX, entre el terror fantástico y cierto lirismo. Un abrazo.

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  14. Muchas gracias, Adivín, qué lujo de visión la tuya, casi mítica. Ojalá. Un beso.

    Lola, si consigue su bestiario, tendrá su relato de continuación. Gracias por asociarme a alguien tan grande. Besos sin hachazo.

    Muchas gracias por tu lectura y comentario, Manu. Me gusta la evocación, voy a ver si sigo por ahí. Abrazos.

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  15. Un micro fantástico en todo el sentido del término, que envuelve con su prosa y nutre la imaginación del lector con su historia. Un ritmo in crescendo, que mueve el corazón del lector al compás del péndulo narrativo.

    Extraordinario, Susana. Aplausos.

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  16. Fabuloso realmente (y lo digo mucho más allá de la palabra fábula),

    Es sublime cuando la literatura logra hacerse metáfora; de algún modo extraño -contradictorio- vencer a la misma metáfora para comunicarse con una sola voz/

    Siempre darse la media vuelta para enfrentar las bestias Genealógicas -de espejo, de libros amarillentos, de sacos con naftalina- es una (¡necesaria?) violencia que despierta un costoso aquelarre interno.

    Un enorme abrazo Susana, este mundo del micro es apasionante para mí Juan lector; es increíble todo el talento que hay por aquí.

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  17. Me trepana. He tenido que buscarlo. Me gusta cómo suena. Me gusta cómo suena todo el relato. Es impresionante el desarrollo. Cómo empieza con orgullo familiar y se convierte en un querer huir, abrir otros horizontes. Ese feto fósil que le recuerda al tío Abel y a su hija es bestial, y creo que es el nucleo de esta historia de decepción. Vamos, esto es lo que me parece, y éste es el relato que leo y el que yo me quedo. Me encantó, Susana, me encantó. Un abrazo.

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  18. Una maravilla el micro, Susana. Desde su arranque ya ves que no se va a tratar solo de cortar un árbol, ¿cuándo lo es?, sino de arrancar de raíz la propia experiencia, aniquilándola a base de hachazos.

    Me gusta también esa mezcla de lo fantástico, lo onírico y lo sentimental; todo bien amasado para que el pastel suba lo justo.

    ¿No está cerca de Santillana del Mar? ¿Por Asturias? A lo mejor me confundo con otra muy parecida, creo tener una fotografía frente a esta casa Indiana.

    Por último, me ha recordado muchísimo a la peli El Laberinto del Fauno, de Guillermo del Toro, supongo que por la presencia de ese árbol mágico capaz de atesorar y dar cabida, como en el de Alicia, al pasado hecho carne y sueño; y la alusión extraña a la mandrágora.
    ¡Enhorabuena! Debe de ser uno de los relatos que te he leído que más me gusta.
    Besos

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  19. Vaya Susana, lo leí ayer, lo leo hoy, y debe ser por las prisas, pero no llego "al meollo", hay tantos destellos y diferentes, me apunto a leerlo con más tranquilidad y comentar de nuevo.
    Un abrazo.

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  20. Muchas gracias por tan buena opinión, Pedro. Ojalá llegara igual a todo el mundo. Un beso grande.

    Muchas gracias, Juan lector. Dile a Juan escritor que yo lo que admiro son sus metáforas, miren quién fue a hablar... El largo, como en la etiqueta, no importa para cruzar los mares. Fuerte abrazo, espero entrada (te haces esperar mucho últimamente).

    Me alegro mucho de que conectes con este relato, Miguelángel, no hubiera dicho que pudiera ser de tu gusto esta ambientación fantástica. ¿O es tu amistad fantástica la que abre los puentes? ¡Muchas gracias, un beso!

    Gemma, qué lujo de comentario. Me has puesto una sonrisa de oreja a oreja. Esto aparte, la foto es del paseo marítimo de Sitges, donde como sabes hay varias casas de indianos (por cierto que el ayuntamiento ofrece una "ruta indiana" estupenda). Una tía mía tuvo casa en Sitges (normal y corriente) con una palmera que fue creciendo "buturuda" y se pudrió por dentro, y simplemente asocié elementos varios. La peli la buscaré, me interesan mucho los paralelismos que me señalas; las coincidencias nunca son porque sí. Muchas gracias, un fuerte abrazo.

    Vaya, Arte Pun, te agradezco mucho el empeño. A veces simplemente no gusta el género, el tema o el texto, no es posible conectar siempre igual. Gracias de todos modos, un beso.

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    Respuestas
    1. Susana, yo es que soy muy abierto para los gustos. De hecho, a veces me sorprendo a mí mismo en cuanto a gustos...
      Un abrazazo.

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    2. Por cierto, este tipo de respuesta es lo más práctico que se ha inventado, después del palo de fregona.
      A ver si tengo tiempo, y sé, y me lo pongo en el mío, que se marea uno tanto subir y bajar...

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  21. Pedazo de micro, Susana.
    Cuando has comenzado me ha recordado a mi sicario particular. Después cuando has comenzado con la palmera, uno empieza a suponer que vas a cambiar el derrotero.
    Entre la fantasía y el terror.
    A mí me ha gustado.
    Un beso

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  22. Curiosa forma de conseguir las piezas mostrables en el museo. Susana a golpe de hacha.
    Partes de un historia cotidiana (cotidiana para los descendientes de indianos en todo caso que no para el burgo general)y después de forma vertiginosa nos lanzas en caída libre por una historia surrealista y pseudoterrorífica, que yo les he cogido cariño a los engendros.
    un abrazo. Espero el próximo martes metido bajo las sábanas, sacando sólo los ojos por si vienen de visita.

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  23. Historia de una catarsis... Cuando todo parece que está perdido uno tiene que levantarse y luchar por lo que es suyo, por quién es él, hasta el último aliento. Hoy leía una reflexión de Álex de la Iglesia que viene al pelo: ¿de qué sirve sobrevivir si uno ha de renunciar a sí mismo?

    Besos.

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  24. Muchas gracias por tu lectura, Elena. Me halaga mucho que te guste.

    Qué irónico que estás, Fernando... me ha gustado "verte" metido bajo las sábanas, sacando sólo los ojos. Gracias, un abrazo.

    Odys, como siempre, le das de lleno al tema que pretendía yo expresar. Tienes una brújula mágica. Suscribo la frase de Álex de la Iglesia como motivo principal de mi texto. Un millón de gracias, abrazos.

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  25. Hola Susana:
    tarde como casi siempre, pero ya se sabe que más vale tarde...

    en fin, excusas

    del relato un par o tres de cosas.

    primero la deriva de la contigencia cotidiana del narrador -ayuntamiento, museo, etc.- a la determinación de acabar él y no otra persona ajena con la palmera. Ello deviene en algo como "la maté porque era mía" o "mía o de nadie", su acto que, no deja de ser reaccionario en principio, deviene en revolucionario por la voluntad que alimenta al final: el hecho de tomar el destino de la finca (el mundo) en sus manos y ponerse al frente de esos monstruitos con los que luego hará negocio -siempre el poder corrompe-

    en segundo lugar, la cuestión fantástica. Si se ha señalado al "solitario de Providence", a Poe, yo añadiría a Hodgson -a quién según dicen las malas lenguas Lovecraft le plagió varias cosas- y toda la retahila de fantásticos. Aquí lo interesante es que la palmera parece concentrar el entramado de todas raíces, de todo el jardín-parque: tocar a la palmera ha significado tocar el resto de raices, el mundo subterráneo deviene así en "otro mundo". O dicho de otra forma, cuando lo subterráneo sale a la superficie su "orden" se convierte en caos y lo fantástico se legitima.

    finalmente, es aspecto simbólico. La palmera como síntesis de la herencia, de árbol se convierte en árbol genealógico y su raíz es, además, el resto de ramificaciones familiares. Voltear la palmera, es acabar con la estirpe indiana. El inicio de otro árbol, de otra tradición y de otra genealogía es algo que ni el propio narrador-protagonista se plantea, lo cual es lógico porque aún no ha podido cerrar la cancela -que supondría también cerrar con el pasado y con el presente, sólo le interesá "lo que vendrá"- que le garantice dominar el caos y hacer el negocio.
    Pero supongo que eso ya es tema de otro cuento. De alguna

    y hasta aqui llego,

    ¿tengo que decir que me gustó o con el comentario ya vamos tirando?

    unafortaabraçada

    salut,
    hugo

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  26. Hola Susana:

    Desde el miércoles llevo dándole vueltas a este cuento sin animarme a comentarlo. Hay algo que no me acaba de convencer y no estoy seguro de qué es. Estoy muy de acuerdo con muchos de los comentarios que te han hecho, como siempre el análisis que aporta Hugo es estupendo.
    Pero a mí me fallaba algo y, tras darle muchas vueltas, creo que es la tensión. Y la culpa, bendita culpa, es del párrafo que sigue a "Golpe de carne y hueso", ese punto de inflexión donde el cuento da un giro de 180º y se convierte en algo muy diferente de lo que nos estabas contando, en un negativo de el País de las Maravillas convertido en un mundo de los horrores que sale a buscar al protagonista por el hueco que ha abierto medio a sabiendas. Ese párrafo es tan bueno, está tan lleno de imágenes conseguidísimas, es tan impactante, que también resulta el punto álgido de la tensión en la narración y, a mi entender, a partir de aquí el cuento va relajando, muy poco a poco, pero lo va haciendo hasta que al final uno se relaja en lugar de acabar desquiciado.

    Es una apreciación muy subjetiva y no sé si he conseguido expresarme bien. Tampoco me atrevo a dar una opción diferente. Solo es una opinión.

    Un abrazo muy grande.

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  27. Hola Hugo, de tarde nada: a mí de hecho me vendría bien que todo fuera un poco más lentito... Sobre el comentario, muchísimas gracias por mostrarme tu razonamiento detallado a lo largo de la lectura, me resulta muy enriquecedor. Y desde luego me halaga. Me hace creer que el esfuerzo simbólico ha valido la pena. A ver si otro día me animo con otro parecido. Un fuerte abrazo, salut.

    Jesus, tu comentario es de enorme ayuda. A mí también me fallaba algo, y de hecho trabajé mucho esa parte intermedia, solo que no acabé de localizar el problema. Tú lo radiografías: la tensión. Efectivamente, sí, tienes toda la razón. El problema lo tengo en que lleva tanta carga de imaginería el micro que, si le subo el ritmo, creo que va a despeñarse hacia el desgarro, el aspaviento, el grito ensordecedor... por lo tanto volveré a trabajarlo, ahora ya con una meta clara. A ver si lo equilibro todo. Muchísimas gracias, de verdad. Realmente le has echado luz.

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  28. Me gusta: " Su sobrio perfil cruzó la vista del mar"; No entiendo: "Golpe de carne y hueso" ¿se lástima la mano? transito por el relato como si de un sueño se tratara. Me agrada las figuras literarias e incluso la lírica dentro del tenebroso ambiente que describes. Me gusta, aunque no creas que del todo, pues el surrealismo me produce vértigo.

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