SILENCIO I
En esta casa no hay domingos ni festivos. Los postigos permanecen entornados día y noche. La quietud de afuera, sólo rota por el paso de mi barca a la luz del crepúsculo, se desdobla en el interior sala por sala.
Custodio los latidos cada vez más tenues de los muros. Sé que falta poco para que impere el vacío; deseo entrar y enseñorearme de su espacio de paredes altas, de pálidas yeserías y lánguidas penumbras. Otros caserones habitan la melancolía agreste del delta, pero ésta y no otra será mi casa, entre huertas, bosques y sudestadas. Mi casa para descansar del interminable remar de mi canoa.
No me importa su precio en almas.
Horacio Butler
SILENCIO II
El ronquido vetusto y gigante resuena por toda la casa: de la habitación oscura brota el estertor. Su ritmo exacto iguala noches y vigilias. María teje y desteje una cárcel de cuidados.
El ruido del bastón, pam, pam, pam, la urge a cumplir exigencias. Con una mirada interpreta una orden. No tiene vida, sólo respuestas.
Hoy la luz inunda toda la casa. El aire corre, no huele a fármaco. Sábanas de algodón limpias y el claro del crucifijo ausente le recuerdan que el silencio existe. Ya evadida, aún secuestrada, María escucha siempre el pam, pam, pam de aquel bastón.
Felicidades Susana, me han encantado los dos. Si tuviera que escoger me quedaría con el primero, es prácticamente poesía, te atrapa y te devuelve cargado de ese silencio, de esa armonía, remanso del alma.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, Arte Pun, me pareció que el primero, solito, sabía a poco, y como "conjuntaba" con el otro...
EliminarPermíteme que discrepe. Tanto uno como otro, solos bien valen una entrada, y "a dos" es un lujo. Sobre conjuntar, si nos dejan, somos capaces de conjuntar el tocino con la velocidad.
EliminarMe gustan muchísimo estos dos textos de hoy. Los dos, el primero con esa reinterpretación de Caronte (así lo he visto yo, y me he imaginado un Caronte gondolero por los canales de Venecia) ) que anhela un hogar. Me gusta la riqueza del lenguaje tan medida sin caer en barroquismos.
ResponderEliminarY el segundo, esa mujer atada a un enfermo, he visto perfectamente como esos golpes de bastón angustian y también presionan y recuerdan. Su, tú también te pones muy lírica cuando quieres, pero es que además lo haces estupendamente. Junto con aquel de la mansión y la podredumbre uno de los micros (bueno en plural que hoy nos regalas dos) que más me han gustado de este 2012 aún joven.
Abrazo
Lo de Caronte coincide con mi intención, Rosana. Es lo que me sugirió el intimismo casi de espía que exuda el cuadro. En cuanto al registro poético, me animas, porque siempre lo utilizo con enormes dudas. Gracias.
EliminarBueno, Susana los dos micros son estupendos. ¿Están interconectados?... Por ciertas referencias ineludibles, discrepo con Rosana, nada de nadita de Venecia: estamos en Argentina (el delta y, sobre todo, las sudestadas así lo atestiguan. Además, el cuadro del notable pintor Butler que ilustra la entrada me habla del Tigre). En Silencio II, la referencia al bastón y el nombre del personaje, no sé, me traen un eco Borgeano. ¿Puede ser? En todo caso, excelentes textos.
ResponderEliminarSaludos
PD. Hay cierta rima entre festivos y postigos (aunque entiendo que usas postigos a propósito).
Quiero aclarar que mi interpretación del texto Silencio I de Susana, no implicaba una afirmación absoluta de que la acción transcurra en Venecia, yo me lo he imaginado en Venecia por el ambiente venido a menos de la mansión descrita, por el tono, pero sabía que no ocurría en Venecia. A decir verdad, no tenía ni idea de dónde ocurría porque no conozco Argentina ni sus localidades nada más que por la referencias vagas de mapas o referencias leídas en revistas. Gracias por la información, eso le da un plus al texto que los que no captamos el matiz local nos hubiéramos perdido.
EliminarPara mí está claro, Rosana, cada uno con su interpretación, lo más personal que podamos tener...
EliminarGracias, Gabriel. La respuesta es que sí es el Tigre, pero no es Borges. Al menos, ni se me cruzó por la mente (el primero surge del cuadro, pero el segundo fue escrito aparte). Sobre la rima, no me parece cacofónica, pero intentaré escucharla con extrañamiento para eliminar dudas. Abrazos.
EliminarEste martes, dos micros excepcionales. A mí me parecen interconectados. La casa de Silencio I se va a quedar vacía (quizás cuando muera ese enfermo del bastón) y ese recolector de almas la anhela para sí, para descansar de su pesada tarea.
ResponderEliminarSilencio II transmite esa sensación de prisión de esta cuidadora del enfermo, esa desesperada esclavitud, que hasta cuando acaba, la persona se siente todavía atada a ese bastón, a esas interminables exigencias. Muy bien expresado ese "ya evadida, aún secuestrada".
Me han encantado los dos.
Un beso Susana.
Qué comentario tan generoso, Mar, muchísimas gracias. Abrazos.
EliminarMe gustan los dos, cómo cada uno afronta el silencio; pero mi preferido es el primero. Lo veo aquí, a mi lado, en toda su inmensidad.
ResponderEliminarAbrazos ruidosos.
Lola, que esté "a tu lado" me emociona porque, como sabes, es lo que todos queremos: llegar. Muchísimas gracias y un beso.
EliminarYo he unido ambos de forma alegórica. En el primero, como te dicen arriba, la muerte ansía su propia muerte, y halla refugio y un alma viva que la cuide. En el segundo, la voz pertenece al alma que la vela, y quién sufre su yugo hasta que ésta se libera de su sino. A mí el silencio que las titula me remite al "Y luego, silencio" shapesperiano. Me gustaron mucho; ambos, uno, el mismo. Me hiciste pensar en el enfermo, y en cuánto hay ya más de peso en la balanza, más de muerte que de vida.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues es una lectura muy interesante, Agus, una forma distinta de relacionar el silencio y las almas y que también está en el texto. Muchas gracias por darme un ángulo distinto de visión, un fuerte abrazo.
EliminarDisfruto cuando desmientes lo acertado del nombre de tu rincón robándonos una "s" final.
ResponderEliminarDos micros con una prosa limítrofe entre la narración y la poesía que nos regalan un desarrollo de trama fantástico, coonsiderando la prodigiosa economía de lenguaje con la que los elaboras.
Formidables los dos. Me voy con ese pam, pam, pam, resonando en mi corazón.
Un abrazo, Susana.
Te confieso que he estado un ratito descifrando qué quería decir tu primera frase, jajaja... me has pillado desprevenida. Muchísimas gracias por tu lectura, Pedro, siempre es un placer tenerte por aquí.
EliminarSusana,
ResponderEliminarYo también los veo como dos perspectivas de la misma situación. En el primero coincido con Rosana en que parece hablar Caronte, o alguna personificación del Silencio (o la Muerte). Para este narrador la casa se muestra como refugio.
En el segundo, mi preferido por ser menos abstracto, la visión es la de la cuidadora, y aquí eterna sierva. Curiosamente ella no narra, sólo recibe instrucciones, incluso como personaje. Para ella la misma casa es una cárcel de la que no se siente libre ni cuando el enfermo desaparece.
Tengo que aplaudir el uso del lenguaje, Susana. Dos piezas exquisitas. Enhorabuenísima y muchos besos
Huy Rocío, muchas gracias por la interpretación y por ese comentario sobre el segundo, "mi preferido por ser menos abstracto"; me deja pensando en tu forma de abstraer, en los temas comunes, en tu potente tratamiento de la muerte. Me interesa. Abrazos mil.
EliminarEfectivaente los dos cuentos son preciosos, llenos de lirismo y misterio. He tenido que buscas "sudestada" y creo haberlos comprendido gracias a Rosana. Me vas a permitir que te los decomise, ¿sí?. Un saludo afectuoso.
ResponderEliminarQué lujo y qué sorpresa, Juan. ¡Decomisa, decomisa! Muchísimas gracias, un beso.
EliminarCoincido con la visión de Rosana, Rocío y Mar (difícil aportar algo nuevo a tres lecturas tan sensibles (imprescindibles) y profundas).
ResponderEliminarMe resultó muy interesante la visión (en realidad es una visión mía proyectada hacia tu texto -como debe ser- soy lector, leo lo que quiero ;-) ),
decía, (aflojando con los paréntesis), que me resultó interesante la visión de que una cárcel en cadena a las otras; es decir, el anciano estaba preso de su agonía y del tiempo, María de velar (que no es lo mismo que develar) por el final de este hombre que los únicos pasos que le ofrece al universo son los de su bastón, dictando-pidiendo-exigiendo-marcando el ritmo de la casa sumergida (casi, pero ya sumergida),,,
y la muerte también es prisionera, prisionera de su oficio, de sus víctimas-clientes; curioso, será curioso que cuando ella descanse los demás puedan sentir algo de libertad/
También puede ser que descubran otras prisiones, porque la cárcel del tiempo es común a todos.
Por supuesto, la factura lirica del micro es impecable; vos sos una de esas autoras que confirma la idea mia de pensar el microrrelato como un género de poesía encubierta (ustedes son poetas sin birrete).
Un enorme abrazo desde Argentina. Sin dudas te perfilás (y desperfilás, que es lo más sublime) como nuestra anfitriona, maestra y amiga.
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EliminarBorré el anterior porque no salió como quería...
EliminarHay algo que se destaca en vos, Juan, no sólo te considero un buen escritor y excelente lector, sino que también me divierten tus comentarios.
Si querés, a mí me sobran unos paréntesis, te los puedo prestar.
Esto te lo digo (quiero aclararlo -si es que vale aclararlo [¿aclararlo?]-) con todo respeto ;)
Sí que hay un trasfondo de "prisiones", Juan, tú lectura es siempre sutil y evocadora. En cambio mis capacidades poéticas te puedo asegurar que son nulas, pero nulas, nulas... la poesía es algo demasiado grande para mí. Muchas gracias por el cariño de tus palabras y porque, no me canso de decirlo, la distancia entre nuestros temas, tratamientos, géneros, etc. no nos aleja, al contrario, nos permite coincidir en un espacio común, la pasión por hacer sentir. Abrazos.
EliminarPues claro que lo tomo con respeto y alegría. Esta afición por los paréntesis me tomó de sorpresa (de a poco) y le ha ido ganando a la otra de la triple coma,,, pero cada tanto despunto el vicio,
Eliminarde paso te dejo un abrazo también a vos Susana (otro), brindo por tu generosidad,
Abrazos para ambos.
Pues a mí el primero me ha recordado a El horror de la travesía de El corazón de las tinieblas, y del segundo no me puedo sacar de la cabeza el eco de esos golpes de bastón crepuscular. Muy oscuros, inquietantes y trabajados ambos textos.
ResponderEliminarNo he leído El corazón de las tinieblas, Manu, y sospecho que debería. Muchas gracias por tu lectura, sí que me gusta trabajar la oscuridad de vez en cuando. Abrazos.
EliminarCualquiera de los dos cobija un silencio de muerte. Los vas desgranando poco a poco, pero el primero posee un final que deja mi cabeza más apasionada con él.
ResponderEliminarQué bonito, la cabeza más apasionada con él... Muchísimas gracias, Adivín, un beso.
EliminarBueno, no sé si se trata de elegir, pero el primero me pareció magnífico, pude sentir ese silencio apenas incomodado por el chapoteo del remo metiéndose en el agua.
ResponderEliminarAprovecho para pedirte permiso para colocarte en la lista de mis preferidos. Bueno, ya lo hice.
Pues muchísimas gracias, Humberto, encantada con tu elección. Abrazos.
EliminarBueno, no hace falta decir nada más. Se dijo todo.
ResponderEliminarA mi me parece un díptico pintado de manera formidable. Silencios. La vida, la muerte, el tránsito, la espera, la liberación, la cárcel... y el bastón. El bastón en ambas partes. Bisagra de esos silencios. Disculpa que pregunte, ¿Es el mismo?.
Besos
Me sorprendes, Xesc, con un elemento que no había calculado. Muchas gracias por tu lectura. Abrazos.
EliminarEl primero me recordó a Dante,"la divina comedia" por aquello de la barca, el silencio y demás detalles....
ResponderEliminarEl segundo es mas acogedor, un hogar de un ama de casa ociosa, que cuida los pequeños detalles sin mirar el reloj...
Me encantó!!
Besos :)
¡Gracias, Nieves! Un beso bien grande.
EliminarEn el primero he visto pasear a la muerte cansada. Me ha encantado Susana.
ResponderEliminarEn el segundo silencio he visto a una abnegada María cuidando al marido enfermo que marca sus horas con el dichoso bastón.
Besos desde el aire
Me alegro de que te hayan gustado, Rosa, besos desde el agua.
EliminarPues ya llego yo, el primero me habla de Caronte o eso me ha parecido leer y es muy lírico, de los que me gustaría escribir a mí. Y el segundo, me ha gustado por que consigues con esas imágenes del bastón y ese aire que corre y las sábanas de algodón hacerme ver la vida de María pendiente y prisionera de ese enfermo incluso cuando este ya no existe. Ambos muy bellos, Susana.
ResponderEliminarBesitos
Me alegra mucho que te gusten, Elysa, a pesar de su oscuridad; gracias por tu lectura y tus palabras. Un beso grande.
EliminarAmbos silencios son tan espesos, tan fríos, tan desoladores. Me quedo, sin desmerecer, con el primero. Caronte y su barca. Muy logrados
ResponderEliminarElena, hoy he visto que tienes presentación en el Espai Bohemia el 24, ¡qué bien! Estoy deseando ir a verte. Besos.
EliminarPues va a ser un buen encuentro!!!
EliminarTambién irá Jesus Esnaola... oye luego reportaje ;)
Y también se apunta Agus, y conoceréis a Mariano Vega, el editor de Talentura ;)
Bechis
Entré el martes sin tiempo y no pude disfrutarlo, lo hago ahora y lo primero que me viene a la cabeza es lo que dijiste sobre leer poesía.
ResponderEliminarEsto que escribes es poesía, al menos como yo la entiendo.
Es un texto precioso, tiene belleza, misterio (custodiar latidos) y una tremenda realidad en ese tejer y destejer que marcan los golpes impuestos y que es el vivir de muchas personas día a día. Encuentro que se complementan, por eso no puedo elegir.
Ese paseo en barca que no se parece nada a la de la laguna estigia que tanto miedo daba y que aquí es tan relajante por ese fluir; no sé si será por la sudestada (he buscado su significado), ese oleaje producido por el viento lo imprega de vida como las sábanas limpias.
Una vez más gracias por tus palabras y besos.
Un comentario muy generoso, Isabel, muchísimas gracias por tu valoración y por la emotividad que vuelcas en tus palabras. Es un gustazo que me leas así. Abrazos.
EliminarLa verdad es que enlazas imagen tras imagen casi, casi como María va tejiendo su "novida" al ritmo del bastón.
ResponderEliminarme gusta esta dualidad casi estrábica de la historia. Donde los dos silencios se complementan para gritar una misma idea.
Un saludo retrasado.
Fernando, tú no llegas nunca tarde, al contrario, bienvenido a cualquier hora. Muchas gracias por el comentario, abrazos.
EliminarHola Susana:
ResponderEliminartarde, pero llegamos.
dos micros que funcionan de forma complementaria en la exposición, pero son totalmente autónmos en su lectura.
en el primero, la figura de Caronte -un déspota de mucho cuidado que, a golpe de látigo, hacía remar a las almas para cruzar la Estigia y luego con una pereza infinita, remaba él para volver a la otra orilla- que funciona más en el espacio que en el tiempo que sería lo suyo.
comentario aparte merece tu descripción del Delta del Paraná:"...la melancolía agreste del delta".
y me atrevo a una indicación histórica, que quiza no fuera tu intención, pero ese final con "no me importa su precio en almas" ligado a su descanso me hace pensar en la tragedia que asoló hace 36 años a todo un país y un continente -existe un informe escalofriante sobre algunos "chupaderos del Delta"-, pero te reitero que es sólo una interpretación exrtatextual
en el segundo micro, la muerte funciona como liberación tanto del personaje de María sometido a través de esa frase genial: "No tiene vida, sólo respuestas" (¡grande Susana) y el toque autoritario de un bastón que perdura después de la muerte del "vetusto roncador"; más allá de que ese bastón me recordó mucho el bastón del padre de la niña de la película El Sur (que también perdura más allá de la muerte) pienso que es el verdadero protagonista de todo el micro, primero como elemento real, luego como tortura psicológica.
finalmente, sin duda estos "dos silencios" aparecen articulados por la muerte cuya bisagra muestra las dos partes de una misma puerta, la muerte como amenaza (Caronte descansa y promete pagar con almas su descanso) y la muerte como liberación de lo "vetusto" que a pesar de todo perdura como memoria.
vale,hasta aquí llego
petons
salut,
hugo
Muchas gracias por tu comentario, Hugo. Siempre amplías el contexto. Sobre todo me gusta esa lectura de los dos silencios articulados por la muerte, pues aunque los dos textos fueron escritos de manera independiente, creo que en efecto van unidos por esa bisagra que fue el motivo de su exposición conjunta.
ResponderEliminarBuscaré esos "chupaderos" que sugieren historias escalofriantes... Un abrazo, nos leemos.
Los dos hablan del silencio deseado, de la tranquilidad, del reposo. Del descanso al que todos tenemos derecho. De no tenerlo, sería una condena, la que al parecer ha vivido la inmigrante (hoy casi todas los son)cuidadora. La del primero, me deja la duda de si la muerte es mala sin quererlo.
ResponderEliminarUn abrazo siempre, Susana.
Llevo días queriendo comentar en tu blog. Enhorabuena por la publicación de estos dos maravillosos micros en el blog de Juan. Me ha gustado mucho volver a leerlos. También quería felicitarte por tu micro finalista en La Microbiblioteca, hacía tiempo que no leía nada tan delicioso, tan imaginativo, tan sutil. Te deja una melancolía difícil de explicar, como si la sirena fueran nuestros propios sueños perdidos. Un beso, eres una escritora como la copa de un pino.
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