Tractado del arte de escribir bien: obra
utilísima para que los estudiosos puedan con facilidad aprender todas las
formas de letras./ Agustín de la Veracruz (O.F.M.)/ En casa de Juan
Cromberger, Nueva España, 1540.
Tinta dorada.
/Se tomará un
huevo y se le harán dos agujeros por los dos cabos para que pueda salir la
clara, y quede dentro la yema. El cual después se llenará de azogue, e
inmediatamente se sellarán los agujeros con lacra u otra cosa muy fuerte, y se
pondrá a cobijar debajo de una gallina, o en estiércol por espacio de quince o
más días. Después se quitará, y verán que tiene un color muy bello para
escribir. (...)
La composición.
/Se hará un pincel
con pelos de cola de marta cibelina introducidos en un canutillo de pluma de
oca, y se mojará en el preparado de huevo para dibujar una gran M capital que
ocupe la izquierda de la futura mancha de imprenta, en la hoja previamente
tratada con bilis de buey mezclada con clara. Se podrá miniar, y se agregarán
adornos, bordes y decoración, siempre en rojo y verde. Junto a la capitular se
introduce el bestiario apocalíptico, poniendo mucho cuidado en que no
sobresalgan los animales fabulosos, aprisionados entre motivos florales.
/En caso de fuga,
recúrrase al plegado rápido en dieciseisavo; con precaución, para evitar
matanzas de tinta. Otra posibilidad es barnizar la capitular rápidamente con
goma arábiga para aprehender a las bestias. Se conocen pliegos de pergamino que
han albergado monstruos incontenibles durante décadas, con grave peligro para
el lector.
Apostillas: Los bestiarios bizantinos suelen ser más esquivos.
Cuanto más amplio
el motivo, tanto más innecesario el texto.
Una buena capital alumbrada no requiere autor iluminado.
¡Qué miedo me han dado esos monstruos de los pergaminos!
ResponderEliminarSobre las matanzas de tinta, mi tío me contaba que en los pupitres con tintero incluido se orinaban en la tinta cuando ésta se acababa, esas serían tremendas.
Un tractado ejemplar, Susana, me gusta mucho la apostilla "Cuanto más amplio..."
Y es que a buen entendedor...
Un abrazo.
Gracias Isabel, me encanta que repares en esa apostilla. Un gran abrazo.
EliminarQué bueno, Susana, qué bestia. Lo de los animales fabulosos es genial, tremendo, y haces bien en alertar al inocente lector, y proponer remedio, claro. La última frase es de las de perderse, perderse y perderse. Qué bien manejas los límites entre la ficción y la realidad, si los hay, que diría alguno. Me encantó.
ResponderEliminarAbrazos.
Los límites entre ficción y realidad, es verdad. Me dejo tentar mucho por ellos últimamente. Debe ser de ver tantos informativos...
EliminarUn abrazo, sagerao.
Genial Susana, y menos mal que no tienes tiempo y escribes así, sin más. Describes un mundo fabuloso en unas cuantas líneas, y te mueves de maravilla en el límite que menciona Agus. Estoy por probar con un huevo lo de la tinta dorada, y plantarlo en una maceta. Un huevo relleno de azogue debe pesar un huevo, ¿y si lo mezclo todo en el turbo chef 2000?, ¿tú has probado?.
ResponderEliminarAbrazos.
Bueno te confieso aquí en privado que éste lo escribí hace tiempo, cuando tenia más. Y otra cosa: parte de un libro real sobre cómo hacer tinta. No he probado a hacer el experimento en casa, pero un día de estos me animo, como con la piedra filosofal.
EliminarAbrazos hercúleos y triatloneros.
Simplemente Genial.
ResponderEliminarAbrazos.
Simplemente un millón de gracias.
EliminarFuerte abrazo.
...y es que hay muchos monstruos y monstruosidades atrapadas en otras tantas supuestas obras de literatura universal de autores iluminados que poco alumbran.
ResponderEliminarClaro que... igual voy por otra tangente...
Un texto para saborear poco a poco, en diversas tomas, con pausa y a ser posible acompañado por una copa de coñac o absenta. Ojo, recomendación esta última hecha únicamente con el espíritu de crear nuevos monstruos lectores.
Abrazos
(Soy la visita 20200. Bonito número. ¿Tiene premio?)
¡Qué ilusión que seas tú el ganador del bocadillo de calamares!!!
EliminarBesos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsto es un buen trabajo-relato-bestiario-surrealismo, lo que se quiera definir. Me acuerdo de tu alabanza sobre mi olivogrifo, pues con este texto me has dejado con lunares verdes. Debo aplaudir tu maestría. Lo leeré más veces pues tiene chicha. Las bestias pueden atacar, genial.
ResponderEliminarEs verdad, me acuerdo de tu olivogrifo. Podríamos hacer una colaboración (no va de coña, un bestiario colectivo sería algo muy pintoresco, con los rasgos de cada cual). Un abrazo y muchas gracias.
EliminarSusana, te iba a dejar un comentario pero se ha escapado una bestia bizantina y trata de comerse mi mano derecha mientras me hurga las orejas.
ResponderEliminarFlipante!!!
Besazos
¡Jajaja... un comentario muy Dinamita, Anita! Gracias, cuídate esas bestias.
EliminarImpresionante, Susana. Creo que, de tus facetas, esta es con la que más disfruto.
ResponderEliminarMe lo guardo, me lo guardo...
Abrazo
Gabriel
Huy gracias, Gabriel, me animas a viajar en el tiempo. Besos
Eliminar¡Una auténtica joya, Susana!
ResponderEliminarSólo la frase, "...en caso de fuga..." vale como una historia en sí misma.
Mi aplauso admirado.
Un abrazo,
Recojo el guante, Pedro. Creo que tiene hilos por donde tirar, tú lo has dicho. Gracias y un abrazo.
EliminarEsto está lleno de cosas así: "/En caso de fuga, recúrrase al plegado rápido en dieciseisavo; con precaución, para evitar matanzas de tinta". Cómo no se le va a caer a una la baba literaria leyéndote, Susana.
ResponderEliminarAbrazos sin azogue.
Hala, qué lujo. Un fuerte abrazo, generosa...
EliminarHoy te has quedado conmigo, Susana. Me han gustado mucho estas instrucciones para escribir bestiarios medievales, a lo bestia. Y te imagino cómo has disfrutado documentándote para después ser precisa, sobre todo, en el párrafo de la composición.
ResponderEliminarGenial!
Más que documentación, hay información desperdiciada en este texto... (cualquier día te cuento). Aunque quizá no sea tan desperdiciada si le arranco algún acorde fantástico. ¡Gracias por tus palabras!
EliminarTe confieso que en un principio he pensado que era alguna historia o leyenda antigua pero después de descubrir que era uno de tus increíbles relatos me has dejado perpleja. Como te dicen mas de uno... GENIAL!!!
ResponderEliminarUn beso Susana :)
Gracias Nieves, me hace ilusión esa posibilidad de haberte "engañado" un poco; es lo que persigo con estos textos ambiguos.
EliminarBeso grande para Sevilla.
Hola Su, primero perdón por mi ausencia, últimamente estoy demasiado dispersa, a ver si me recojo un poco. Yo, como Propílogo, disfruto mucho con este tipo de textos en los que vas más allá de la metaliteratura o la intertextualidad porque lo que haces (a lo Borges) es crear referencias que parecen auténticas (como mi reseña que es un puntazo)y que siempre guardan un humor loco que me encanta.
ResponderEliminarAbracicos
Dos cosas: tu ausencia no existe (sé que estás), y gracias por lo de mi humor loco. Me gusta mucho porque en persona soy más sosa que el agua, y así por instante me creo que no... o que soy una buena impostora, lo que aún me gusta más. Abracicos/petonets.
EliminarMuy bueno, Susana, esta forma de escribir te sienta de maravillas. En lo personal, me gusta más que lo que llaman "micros".
ResponderEliminarSea como fuere, voy a probar la fórmula.
Un beso.
HD
Gracias, Humberto, la verdad es que dudé mucho si colgarlo (me ha pasado también con otros textos) porque efectivamente de micro no tiene nada, es sólo un cortito. Pero bueno. ¡Besos!
EliminarYo también he pensado que sería un texto antiguo,hasta que empezaron a salir monsturos de las letras capitulares. Genial
ResponderEliminarGracias Juan, es que ES un texto antiguo... maquillado. Un abrazo.
EliminarEsto esta bello. No supe en qué momento dejé el relato histórico para zambullirme en un relato fantástico. Me gustó mucho y dan ganas de ponerse a seguir las instrucciones de inmediato. Felicidades.
ResponderEliminarMe alegra mucho tu comentario porque ese pase de realidad a fantasía es lo que me propongo. Seguiré intentándolo. ¡Gracias!
EliminarEsta vez no me ha pillado desprevenido, porque sé que eres capaz de hacer estas genialidades. Ya lo hiciste otras veces con otros tratados, e informaciones que parecía veraces y luego eran todas inventadas... Qué maravilla, Susana. Volveré para redisfrutarlo, como hacía con los chicles que dejaba encima de la tele.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Cómo, encima de la tele? ¿No era debajo del sofá?
EliminarGracias, como decía arriba me encanta eso de impostar. Un beso grande (y nada impostado), Miguelángel.
Me uno a las voces anteriores para decirte que lo simplemente lo bordas. Y mira que me encantan los tratados de las cosas, de lo que sea, pero de tinta china ...ummmm, y con tantísima prosa bien utilizada nunca había leído ninguno.
ResponderEliminarFelicidades por tu "tractado" y el próximo que gire en torno al pergamino y las diferentes variantes en los soportes de la escritura. ¿O ya lo has escrito?.
Un abrazo
Primero me sientas en una nube y luego me propones una buena idea. ¿Qué más se puede pedir? Besazo, ¡¡¡gracias!!! (no, no lo he escrito)
EliminarLo he disfrutado muchísimo Susana. Me gustan mucho los bestiarios y ver salir a las bestias de tu texto, o más bien intentarlo me ha parecido genial. Bravo!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Gracias Rosa, yo creo que de todas formas tiene por dónde tirar y voy a ver si le saco algo más. Besos desde el suelo
EliminarLa sensación de escapar es la que encuentro cada vez que te leo este tipo de texto. Es como ir dejándose caer poco a poco, en otro mundo, arrullada por las palabras que entretejes y que son como fuertes redes que pescan... incautos lectores deseosos de ser capturados.
ResponderEliminar¿Te queda claro que me gusta o te lo repito?
Besitos
Esto... ¿aceptarías ser mi coach??? Muchísimas gracias, Ely, eres un ángel lector (y escritor, claro). Un beso grande
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