Cuando la imprenta empezó a expandirse por Europa, "et impresores librorum multiplicarunt in terra", quienes gozaban de importantes bibliotecas heredadas miraban con cierto recelo, cuando no menosprecio, los libros "de molde". Sostenían que sus hermosos códices, pergaminos miniados a mano y ejemplares de copista no eran comparables a los producidos a golpe de prensa; que estos fueran más asequibles sólo los hacía más bastardos.
La propagación por motivos económicos causó la adaptación a un público más amplio: a los temas elevados en lenguas clásicas les fueron ganando espacio cuestiones más populares en lengua vulgar. En literatura surgió el debate sobre la literatura de entretenimiento, culpable de que el lector consuma su tiempo en cuestiones triviales, inútiles y de poca moral, en lugar de utilizarlo para formarse. Y en materia de información, cabe recordar que Felipe II encajó la primera embestida de la leyenda negra orquestada desde las adversas prensas de los Países Bajos.
Algo había que hacer al respecto: la facilidad para difundir ideas nuevas y contrarias a lo establecido era mayor que nunca, así que era preciso controlar la expansión del invento que tanto poder de difusión tenía. Como es bien sabido, ya desde finales del XV se crearon Índices de libros prohibidos, regulaciones de imprenta (Pragmática de Toledo, 1502) y leyes que regulaban la publicación de hoja suelta.
Salvando todas las distancias, es evidente que existen paralelismos entre aquel fenómeno y las nuevas formas de publicación, cada vez más independientes y populares. Existe un menosprecio similar al medio y a la facilidad de difusión; una vulgarización y banalización de los contenidos; una verdadera pérdida de tiempo de algunos y un descrédito desproporcionado de otros, sólo por el medio utilizado. Eso es posible verlo. Pero la necesidad de control por parte de los grupos de poder ¿es igual de visible?
¿Qué formas adoptan los Índices (filtros) actuales? En los tiempos de la libertad de expresión, estaría feo que el poder nos marcara unas pautas o impusiera una censura.
¿Qué formas adopta hoy el control? ¿Cuáles son los "libros prohibidos" y en qué "hogueras" arderemos los pecadores? Y por otro lado, ¿acaso el poder es alguien tan visible como la Iglesia o el Rey?
Me ha gustado esta charla que, a pesar de todo, también resulta un poco paradójica por la plataforma elegida para su difusión; la dejo aquí por si alguien quiere escucharla; me parecen especialmente interesantes los últimos minutos.