Las calles eran exactamente como las recordaba,
estrechas, peatonales, de adoquines, flanqueadas por fondas que, ahora, atraían
a los turistas. Me sorprendió tropezarme con un traboule desprovisto de
encanto; los recordaba góticos. Me interné en él y me vi al otro lado del
túnel, veinte años más joven. Desaparezco.
En Buenos Aires fue distinto. Me encontré delante del
teatro Colón. Hago cola con unas amigas. La neuróloga lleva una falda escocesa,
nos reímos con el corazón en la boca. Pasé de largo sin dedicarme ni una mirada
a los ojos. La eterna melancolía del tango me aprieta el corazón. Sé que ahora
han restaurado el teatro.
Mi vuelta a Kennewick debe tener algún motivo, aunque
no puedo detectarlo. Hay rostros familiares, algunos congelados en el tiempo.
Tengo la sensación de que regresan de un estallido universal que ha invertido
su proceso; de otro modo es imposible reunir tantas almas con vocación
dispersa. Ya no hay nadie que me importe, tampoco está la High School. Me veo
pasar en automóvil automático. Rojo.
Viajo para encontrarme, viajo porque no estoy.
Finalmente es Praga: desorden de tiempos. Me cruzo en
formato familia feliz, y sé que yo no soy ella. Sin embargo tengo su cara, su
forma de andar, su manera de acariciar al otro en ese lugar del cuello, entre
la oreja y la nuca, cuyo olor me viene a la memoria. Es un futuro extraño,
parezco feliz. Entonces sé que me he reconciliado y que ya puedo irme, he
cumplido. Sólo necesito un lugar bien alto, bien firme, desde el que
arrojarme.
Dedicado a Juan Ojeda, que escribió: "hay que ir a tantos lugares para darse cuenta de que uno se espera donde nunca ha sido". Gracias, Juan.
Qué bueno Susana. Me encanta ese devenir de cuerda en cuerda, casi aleatorio a pesar de que todo ocurrió como estaba escrito. Me gustan tus pinceladas que parecen automáticas, rojas, a ritmo de tango.
ResponderEliminarGracias por el relato. Un beso
Gracias por tu generosidad, Arte Pun.
EliminarExcelente.
ResponderEliminarYo también me apunto a la invención del tiempo - incluso del espacio - que apunta la hipótesis y tu texto. Vértigo.
Abrazos.
Gracias, Agus, la invención del tiempo era el intento. Vamos a seguir probando.
EliminarHermosa frase de Juan que te llevó a un texto mágico, me encantó.
ResponderEliminarLo increíble (y no lo digo para que vayas) es que hace un par de días que rocé estos temas en mi blog. Lo cual también me alegra, pues se ve que está sonando la misma cuerda en nuestras vidas.
Un beso.
HD
Sí, se habla mucho de la teoría de las cuerdas y la existencia del presente como única realidad, y sea cierto o no, da que pensar. Me gustó mucho tu reflexión, Humberto. Gracias por pasar.
EliminarQué maravilla, Susana, este siendo donde nunca se ha estado y se recuerda. Creo que en el fondo esa sensación vive en el estomago, revuelta con la de la noria.
ResponderEliminarUn abrazo, Grande. Tú.
Me gusta conectar por el lado emocional, Miguelángel. Contigo es asombrosamente fácil, mil gracias.
EliminarNunca he escuchado esta teoría que supongo existe de verdad, tu relato me hace creer en ella, es una maravillosa sensación que de alguna forma todos hemos sentido alguna ves con mayor o menor intensidad....
ResponderEliminarBesos Susana :)
Muchas gracias, Nieves. Como otras veces, y por si regresas, te lanzo un ¡SOS! porque no consigo dejar comentarios en tu blog, me los rechaza el sistema. Ya no sé que hacer. Besos
EliminarMuy melancólico y triste este micro de hoy. No sé, siento que en todos esos ires y venires ha mirado solo la parte que no le ha producido satisfacción. Quizás han faltado tocar otros puntos en esas cuerdas donde también se encuentran los éxitos, los logros, porque todo esto junto con lo otro es lo que hace la verdadera longitud de esas cuerdas.
ResponderEliminarBesitos
PD: Que sepas que estoy deseando tocar ese libro y ver la mejor dedicatoria del mundo mundial.
Querida Elysa, contigo es también muy fácil conectar. Muchas gracias por tu lectura y por tus buenos deseos, espero que se cumplan. Fuerte abrazo
EliminarLa frase de Juan es, sin duda, una perla filosófica y literaria, Susana y tú la has engarzado en una joya a su altura.
ResponderEliminarVirtuosismo en el uso del recurso del desdoblamiento para la construcción de una historia que -además de conseguir una complicidad lectora inmediata- genera desasosiego en quién la lee y llega a imaginarse en la piel de la protagonista.
Brillante.
Un abrazo admirado.
Pues gracias por dejarte desasosegar, Pedro; era mi intención, partiendo de ese pensamiento de Juan. No es un micro narrativo, lo que siempre me genera dudas... Abrazos
EliminarEl continente y el contenido, y la inspiración. Hoy, es todo bonito, muy bonito.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Paloma, por tu paso y tu lectura. Un fuerte abrazo.
EliminarVértigo, sí, es lo que produce, me produce, tu relato. Ese juego de espacio-tiempo, fascina y aterra al mismo tiempo.
ResponderEliminarAbrazos dobles.
Gracias Lola, y abrazos múltiples también para ti.
EliminarLa frase de Juan ¡es genial!, y tu micro, ¡excelente!.Con qué maestria has enlazado ese siendo donde nunca se ha estado.
ResponderEliminarYo, alguna vez, he sentido esa sensación que luego me ha quedado como un vago recuerdo, no sé, si de algo que fui o perdí.
Yo también estoy esperando tu libro con mucha ilusión, casi con ansiedad.
Un fuerte abrazo
Muchas gracias por tu entusiasmo, Nerim, me sacas un poco los colores. Un beso grande, hasta pronto.
EliminarEs como ver el album de fotos de una madre viajera antes de tu alumbramiento.
ResponderEliminarBesos, Susana.
Una definición que cuadra en varios sentidos, Isabel. Ese alumbramiento, en lugar de la sugerencia de suicidio, cierra perfectamente la teoría. Gracias por tu lectura.
EliminarVengo los martes para que no sean jueves, porque de tu hilo ingresé en pasajes precolombinos que me hicieron recordar que un comentario abarca dos soledades que se enlazan: la que escribe y el que lee. Dinámica de la cuerda.
ResponderEliminarAbrazos desde Portugal
Qué hermoso tirar de esa cuerda, entonces. Muchas gracias, Sergio.
EliminarSomos todos esos pedazos dispersos y olvidados a un tiempo por nosotros mismos. Tu micro-glosa me ha recordado una cita (que podría ser perfectamente un aforismo) de Alejandro Lanús: "Somos ese ser trunco ignorado por nosotros mismos". Besos
ResponderEliminarMe gusta mucho eso de micro-glosa, Gemma. Es perfecto para estos retales que ando colgando y que dejan los hilos o cuerdas en el aire, en ese estado de meditación que describe Lanús. Gracias, un beso.
EliminarUn tránsito precioso y virtuoso, Susana. La frase de Juan Ojeda es ese hilillo o cuerda que una vez se nos perdió en algún sitio donde aún nos esperamos, como si un paréntesis nos hubiese impedido ser nosotros mismos. Y tú has trazado una línea narrativa muy bella para contarnos eso mismo con más palabras. Felicidades Susana, y si hay libro a la vista ¡no dejes de avisarme!. Un besote.
ResponderEliminarMuchas gracias, Laura. Te adelanto que el libro, según programa de Talentura, debe salir para abril; pero seguro que haremos tanto ruido que te vas a enterar sí o sí. Un fuerte abrazo.
EliminarSusana, por acá vuelvo con alegría. Esta historias de retrospectiva, en el sentido físico de encontrar con uno mismo, me encana. Sólo las imágenes, la manera como mira tu yo al otro yo tuyo, nos dice que sensación hay y qué tranquilidad busca. A veces es mejor no hablarnos cuando uno se encuentra con el otro uno, mejor recordarlo y volver a aprender del momento.
ResponderEliminarSaludos.
Bienvenido y bien hallado, Eskimal. Espero que el alud de trabajo no te aleje de la creación por demasiado tiempo. Un fuerte abrazo y gracias por tu lectura.
EliminarLa mentetransportación lleva a la imaginación a una pluralidad de dimensiones... aquí en tu magnífico relato adquieren una alta vibración que sumerge al lector en los espacios que describes... magníco.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, impersonem, por leer de esta forma mi escrito. He visitado tu blog y me gustan tus poemas, me llegan. Abrazos, nos seguimos leyendo.
Eliminarhacía tiempo que no te leía, Susana, y me agrada encontrarme con un relato con tanta intensidad. Espacio-tiempo- transportación. Es una gran manera de encontrarse. La frase es genial y tú la has sabido explotar.
ResponderEliminarMuchos besos
Muchas gracias por tu lectura, Elena, siempre es un placer contar con tu amable proximidad. Un beso
EliminarHi Patrycja, thanks for coming here. I'll go to your blog and your facebook page, I'm interested in good photography. Have a nice weekend too.
ResponderEliminar¿Me había perdido esto? Soy un troglodita, sin duda.
ResponderEliminarMe ha parecido sensacional la manera de darle forma a esa idea y de perdernos y reencontrarnos, en el tiempo, en el espacio... Me ha llegado clara la sensación, la idea, confirmando (al menos para mí) lo excepcional de la pieza. Felicidades y felicidades a la parte que le corresponde al gran Juan.
Abrazos
Bueno, muchas gracias, Xesc. Me gusta que nos encontremos en este espacio y este tiempo virtual que a veces vuela y se pierde... Un abrazo real, amigo.
EliminarExquisito.
ResponderEliminarNo tanto el atribulado itinerario de tu personaje. Qué follón.
Gracias por pasarte, Raúl. Aunque no me queda claro si te ha gustado o te parece un embrollo, jaja... Un abrazo.
EliminarEs un cuento extraordinario. Ese ajuste de cuentas con las imágenes del pasado presente. Es una teoría del viaje, al que solemos llevar todas nuestras manías y obsesiones. Me ha encoantado Susana.
ResponderEliminarAjuste de cuentas es la definición exacta, Juan. Gracias por tu afilada lectura. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEste experimento me ha gustado, es más suave que el anterior. Relato para leer y releer múltiples veces y hacerse a la idea de la vida de la protagonista.
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