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Tengo un pez que se sienta en el suelo de la pecera a descansar. Mi hijo opina que no está enfermo, sino que es peza y está embarazada: necesita reposo. Para que yo me quede tranquila, el niño chuta el cristal con los dedos hasta que la peza no puede soportarlo y cambia de posición maldiciéndonos. Enseguida interviene mi hija, que por supuesto está a favor de la idea de embarazo. Propone comprar una redecilla que, en el posparto, sirva a la peza para depositar con garantías su prole en una guardería protectora. Y no es mala idea, porque todos sospechamos del gordote negro que chupa las plantas. Esa actitud de abate, ese lacónico pasar por vegetariano nos inquieta. Nos dijeron que ayudaba a limpiar el acuario, y es cierto que desarrolla su labor de un modo impecable. Eficaz. Pero igual no nos gusta mucho. Y como no hemos vuelto a saber nada del rayadito que nos divertía, un haragán que soltaba largos hilos negros rizados (ni del diminuto fosforescente, ni del blanco), por deducción el abate va a ser papá. Un papá austero y trabajador. Nos preguntamos, con ojos de huevito, si no será difícil querer a un pez que crece tanto.
Ni a mí, ni a al menor de mis hijos, nos gusta ese pez chupavidas, al que llamamos tiburón, y del que en alguna ocasión hemos pensado deshacernos tirándolo al váter o dándoselo de merienda al gato.
ResponderEliminarMe encantó, sobre todo, la descripción que haces de los habitantes de la pecera.
Abrazos madrugadores.
Un cuento para tenerlo presente con los niños. Me parece que tiene una mirada muy infantil desde la madre, quien narra, como que también quiere entrar en la perspectiva de sus hijos: ser parte de una lógica no de adulto. Creo que ahí está lo especial del relato Susana.
ResponderEliminarHe tenido problemas para conectarme a internet los fines de semana, cuando se publican los temas a discutir, bueno, problemas no, he estado laborando los fin. Por razones de tiempo, acá en México estoy a un día antes, podría decirlo, de España, así que también ayuda en la confusión. Cuando llego a comentar veo que ya hay varios mensajes y pues pienso que he perdido mi oportunidad. Pero me da alegría leerlos y notar que hay mucho interés. Me propongo una meta, Susana, organizar el horario y entrar en ese intercambio de experiencias y aprendizajes que me agrandan un chorro, como dicen los mexicanos. Abrazos.
Una delicia, Susana. Admiro la inteligencia con la que nos ofreces, desde el título, el reflejo y la perspectiva de esa otra familia que observa absorta su pecera, que se observa a sí misma, quizás sin saberlo. En una segunda lectura, intuyo una serie de puntos de fuga - la red, ese "eficaz", y la "deducción" - que enriquecen aún más el texto. Nada que objetar, todo lo contrario. Felicidades.
ResponderEliminarAbrazos.
Pd: También, me olvidé, la ternura que desprende la voz narradora.
Ay Susana, a mí me ha gustado -por supuesto- la voz narrativa, infantil o de mamá de niños muy pequeños que lo explica todo para sus ojos.
ResponderEliminarMe ha hecho sonreír la palabra "peza" y la imagen de la peza gestante sentada en el fondo.
Pero lo que le veo de sobresaliente al micro es la inteligencia con la que dibujas una nube oscura -como el papá- sobre la familia pez, contraponiendo trabajo y eficacia con la dificultad para quererlo y confiar en él. Es una metáfora inquietante... Me ha gustado mucho, mucho ;)
Besos, también muchos
Pues yo me quedo con el desasosiego que exuda la pieza, y que yo veo como el verdadero protagonista del micro. Una atmósfera tan asfixiante que casi podría cortarse con un cuchillo. Besos fuertes, Susana
ResponderEliminarEs encantador y visual, también rezuma misterio, el de temer que sea otra especie de devorador de sus crías.
ResponderEliminarLo bordas.
Besos.
Me gustó Susana. Poco que añadir a los comentarios ya hechos.
ResponderEliminarEl título está muy justificado, ciertamente haces un recorrido, en el que parecemos nadar en tu pecera, en donde nos muestras las distintas perspectivas de un mismo asunto. La madre, el hijo, la hija, y por último, la pregunta final abierta, muy visual, en donde todos pretenden mirar ahora con ojos de huevito.
Si mirásemos con ojos de gordote negro, tal vez nos preguntaríamos, si los seis ojos grandes que nos observan tras el cristal de la pecera, especialmente grandes los de él, que lleva gafas, serán capaces de creer que sin libertad podemos ser felices. Y la peza, embarazadísima de ojos tristes.
Abrazos.
Glups, ese pez tan negro, mirando a la pobrecita peza con ojos golositos, a la espera...Da miedo...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Nieves
ResponderEliminarhttp://loscuentosdelachina.blogspot.com/2011/11/partir-de-hoy.html#comments
La supervivencia de la naturaleza es dura, aunque sea en una inocente y cuidada pecera, la prole de peza lo va ha tener difícil...
Me encantó Susana, besos :)
¿y el pez payaso, y el fosforescente, y el blanco? Yo sacaría ahora mismo el negro de la pecera. Me ha encantado esa familia alrededor de la pecera miranda un mundo en miniatura. Un beso.
ResponderEliminarMe encantan las descripciones que haces, la peza sentada, la imaginación infantil y la empatía de la madre con los niños. Y sobre todo me gusta la actitud de abate (he tenido que buscar porque no tenía muy claro). Más que en el padre he pensado en el cura que engorda mientras pasa la cesta.
ResponderEliminarUn relato delicioso
Abrazos
Un micro relajante como una pecera, que la miras y remiras y no te cansas.
ResponderEliminarBlogsaludos
Visto desde el exterior del mundo pecero estamos asintiendo al clásico pez grande que se come a los chicos, se liga a la peza, pasa por ser vegetariano. Me gusta la narración sospechosa. Cuento para releer.
ResponderEliminarPerspectivas, o cuando la ternura se convierte en desasosiego. Yo sugiero la sartén para el de la sotana. Lo sugiero, claro está, poniendo ojos de huevito :-)
ResponderEliminarBesos.
Susana, ¿recibiste mi respuesta a tu duda sobre relato "homenaje" a Poe. No veo el comentario que te hice en la anterior entrada.
ResponderEliminarIMPRESIONANTE!!!!!! Tengo peces desde pequeña y me has cautivado con sus historias, la interpretación de lo que hacen, es genial. El contenido y la forma de contarlo, con tanta ternura. Me ha gustado muchíiiiiiiiiiisimo.
ResponderEliminarsaludillos pezunos :-)
Me gusta mucho el bucle que has creado, las imágenes que creas en este texto, tan preciosista, me ha encantado.
ResponderEliminarUna historia entre tierna y realista, como la vida misma dentro de una pecera. Creo que se llamaban escalares unos peces que solía cuidar cuando chico y que realizaban las mismas acciones que tan bien relatas... eso sí, lo de peza es un hallazgo tuyo.
ResponderEliminarBesos.
HD
Buenas noches, llego ahora después de un día complicado y encuentro aquí este derroche de amistad y apoyo. Perdonad que no os deje comentarios personalizados sino, esta vez, un único (pero gigantesco) MUCHAS GRACIAS. Por leer, por comentar, por estar...
ResponderEliminarBesos. Nos leemos.
Me encanta la peza, Susana. Me ha recordado a una cuñada mía cuando estuvo en estado. Y hasta el gordote creo que también pertenece a mi familia. Qué madraza debes ser. Qué suerte la de tus hijos, que tienen una mami que sabe agacharse para ver las cosas desde su altura.
ResponderEliminarUn abrazo a los cinco, y a lo que venga.
Me gusta este micro porque me agarra de la mano como a una niña y me sumerge dentro de él. Y voy contemplando todo lo que me cuenta y voy notando algo, sospechas de que algo no es totalmente idílico a pesar de la beatitud con la que está narrado.
ResponderEliminarEs muy visual, Susana, se vive.
Besitos
Susana, no encuentro tu correo en tu página, ya lo busqué antes.
ResponderEliminarTe envío el mío por si quieres que te cuente el cuento (jeje)
ximensximens@hotmail.com
Susana, ya ves vuelvo tarde, espero llegar en martes alguna semana.
ResponderEliminarMe gusta este micro dual, la voz del adulto metamorfoseado niño, la ternura del acuario, la maternidad...pero en el mismo plano el pez caníbal, la ansiedad de la madre, las desapariciones.
Esa pecera que es a al vez maternidad y cárcel, esas son las perspectivas del micro, me ha gustado y "los ojos de huevito" insuperable.
A algunos nos gustaría que además de los martes también hubiera micro los jueves.
un abrazo
Sin dudas, este micro tiene un tono absolutamente infantil (un tono sublime, muy difícil de lograr)... me encantó, sobre todas las cosas esa sutileza que plantea, como los peces van desapareciendo y nadie habla de apetitos ni predadores,
ResponderEliminarQuizás algo parecido a eso sea la infancia; un enorme abrazo Susana.
Miguelángel, me haces sonreír con toda esa familia de peces. Y muchas gracias con lo de madraza, eso me gusta aún más. Besos.
ResponderEliminarSi es visual y se vive, ya vamos bien. Algo así quería, sin muchas más pretensiones. Muchas gracias por tu lectura, Elysa.
Ximens, conectados estamos. Gracias por ayudarme a reparar mi perfil, soy un pez en esto de la virtualidad. Abrazos.
Xavier, qué bien expresado: maternidad y cárcel. En cuanto a lo de escribir el doble, qué malvado eres, jaja... Mil gracias, un abrazo.
Juan, tiempre tan generoso. Te agradezco mucho tu comentario. Un fuerte abrazo.
Una maravilla. Me retrasé. Hoy hago martes el jueves. Mejor, así la semana se me hace más corta. Coincido con Xavier, pero claro, ...
ResponderEliminarSin palabras.
Me he quedado con "ojos de huevito", aunque la verdad es que se me puso boca de lubina.
Con permiso me "quedo" el micro en un archivo personal en el que recopilo los mejores que he leído para leerlos y releerlos de nuevo, todos juntos, antes de ir a dormir.
Saludos
Entré el mismo martes, pero no he tenido tiempo para pasar a comentar hasta ahora. Me ha parecido estupendo, de nuevo sin peros. O no tengo capacidad para Ablaccarte o me haces entrar en el relato de forma que nada me chirría. La cuestión es que solo puedo felicitarte, y eso que me gustaría poder criticarte, pero no desistiré... seguro que en algún momento darás un paso en falso y ahí estaré yo, preparado con el sable afilado a punto. Hasta entonces, felicidades!
ResponderEliminarYo estoy con Agus, Rocío y Gemma, los dos planos en la narración, las posibilidades que se abren me resultan de lo más inquietante.
ResponderEliminarAbracico
Xesc, me ha hecho mucha gracia tu "boca de lubina", como también el sable afilado de Fernando, jaja... Sabadell está muy ocurrente hoy. Y, Rosana, mil gracias por pasar a dejar tu apoyo, te mando un beso de huevito. Con burbujas.
ResponderEliminarEso de la PEZA, me parece un hallazgo. Me acuerdo de un cuento de un paisano tuyo, Pere Calders: "Hay una tendencia excesiva a halagar de las hembras. Se ha hablado mucho de la gallina, y nada de mí, que soy el gallo de los huevos de oro." Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan. Por cierto que tu blog es una maravilla, había entrado en los decálogos pero hace unos días consulté las respuestas de los escritores a la pregunta de por qué escriben y me pareció una sección genial. Amén de la antología, por supuesto, que fue lo primero que descubrí. Yo ando recomendándolo a todo el mundo, pero también quiero decirlo aquí por si queda algún despistado. En cuanto a las piezas propias y "ajenas"... merece mención aparte, no sé si soy quién para juzgar pero a mí me crean adicción. Abrazos.
ResponderEliminarMuy bueno. Preciosa descripción.
ResponderEliminarY ese pez sospechoso, demasiado abnegado en sus labores de limpieza... Como siempre, el asesino es el mayordomo, jeje.
Saludos y burbujas