Me atraía de forma diabólica el modo que tenía Luz de rasgar el sobre, verter el azúcar en el pocillo de café casi sin prestarle atención y luego, con ambas manos, tomar la bolsita rota y vacía y meticulosamente doblarla sobre sí misma hasta tres veces, con simetría y precisión copernicanas, para acabar estrangulándola en una espiral imposible y enseguida dejarla caer con hastío, casi con desprecio, sobre el platillo del café.
Me atrajo de forma ineludible la noticia que protagonizaba Luz en el periódico, única superviviente del secuestro de cuatro miembros occidentales de una Ong en las fronteras de un país africano cuya violencia no conocía más límites que la extorsión y la tortura, la amenaza y la muerte, cuando no el asalto a las grandes entidades financieras del planeta desde su oscuro poder en las bolsas.
Hola Susana, allá voy el primero.
ResponderEliminarHe estado pensando sobre el relato,... que si Copérnico por aquí, el café de los muy cafeteros por allí, las Ongs de toda la vida por ahí en medio, las bolsas,... Al final me he fijado en el título y en la foto reveladora, y he llegado a la conclusión de que ella es un "bombonazo", sí, así debe ser.
Gracias por el relato. Abrazos.
En las bolsas de pobreza del planeta hay mucho azucarillo suelto, qué duda cabe. Me gustó ese trasvase de formas y fondos que pone de relieve tu pieza de hoy.
ResponderEliminarUn beso
Susana, me gusta la estructura del micro, dos largas frases que empiezan igual y cuenta dos cosas muy diferentes, pero sugieren una comparativa de algo que dejas al gusto de cada quien. Si encuentras por ahí a la protagonista de tu micro pregúntale si puede hacer algo con las bolsitas europeas, porfi.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo no hago mas que darle vueltas. Lo he leído varias veces. Ya sabía que los más violentos y torturadores están trabajando en la Bolsa, pero esta activista de una ONG, que se maneja tan bien con el azúcar (que por cierto parece otra cosa) me tiene muy, muy intrigada. Voy a pensar otro rato.
ResponderEliminarInquietante personaje de atracción 'diabólica'. Alguien que sobrevivió o que se mueve muy bien en lugares donde la 'violencia no conoce límites'?
ResponderEliminarVíctima o victimaria de doble vida?
Acaso victimaria de doble vida sea una tautología
Acaso a lo torturadores que pretenden pasar por decentes lo malvado se les cuele en un detalle. Y los revele.
Estupendo micro que cumple de manera acabada la función principal de la literatura: preñar con preguntas cuyas respuestas laberínticas llevan, ineludiblemente, a mayores reflexiones.
Un abrazo, Susana
Voy a aventurarme a dar mi lectura.
ResponderEliminarMe gusta entenderlo pensando que es la misma protagonista, la que es dueña de esa violencia sin límites, que juega con los países según su antojo (en África con unos métodos, en Occidente con otros) de igual forma que lo hace con la bolsita de azúcar.
Ahora mi pregunta es: ¿De quien estamos hablando entonces?
Felicidades por el relato Susana.
A mi (con mi lectura) me ha gustado mucho.
Yo lo he leído dos veces, primero porque me encanta el primer párrafo, esa descripción meticulosa que nos dice cosas de ella, y porque yo también hago espirales.
ResponderEliminarY una tercera al leer los comentarios que me han confundido un poco. A ver, yo entiendo que la violencia la ejerce el país africano, pero al leer que es la única superviviente puede confundir.
Me quedo con lo que me inspiró en un principio. En ese acto suyo, el que mira es el que lo hace de forma diabólica. Lo que ella me dice es que al conocer el mecanismo desde dentro, vaciaría y estrangularía las bolsas y así la herramienta del poder.
Eso, claro, hasta leer la tuya que es la que vale.
Un abrazo.
Nieves
ResponderEliminarTanta parsimonia para tirar la bolsita y terminar estrangulándola en una espiral imposibles solo indica una cosa...
Ella a adoptado cierta violencia en su secuestro y tiene que expulsarla de alguna forma... con la bolsita tendrá bastante la chica .
Supero original, me encanto, un besito ;)
Para mí describes el movimiento de atracción. En dos tiempos, dos espacios y dos circunstancias distintas. Y también difiere la motivación, que diría que podría ser antagónica, pero lo importante es que es. Aunque ya no sea la original, ni ella sea ella, ni él sea él. Sólo perdura el movimiento.
ResponderEliminarMe gustó mucho. Vuelves a arriesgar con gran resultado.
Abrazos.
Me gusta... Por esos dos momentos que describes y que dejan la puerta abierta a la interpretación.
ResponderEliminarBesos desde el aire
PD. Yo también doblo así el papel de la bolsita del azúcar...Seré mala?
Una excelente entrada, hay en ella un despliegue de técnica y creatividad. La palabra "bolsa" es clave.
ResponderEliminarMe gustó... ¿para qué tanto verso?
Un beso enorme.
HD
Esa doble vertiente de un dibujo real deja a tu micro en ese espacio de creación en el que saboreas cada palabra como ella lo hacía cion el café.
ResponderEliminarBlogsaludos
Esta brevedad ha dado un salto increíble de sutileza y detallismo en la creación... es impactante como ubicas la palabra en su lugar más suspensivo (y por ende hospitalario), un micro cuya economía y belleza obliga al lector a convertirse en un buscador de ojos dilatados, de alma contemplativa-voraz (quizás esencial paradoja) hurgando en las palabras como si fueran tesoros descubiertos y a la vez por descubrir...
ResponderEliminarY mucha es la penumbra que guardan las bolsas y los hombres que llevan, buscan, esconden, exhiben, alimentan las bolsas (todas las bolsas, todos los condimentos).
Un fuerte abrazo Susana.
Pues yo, Arte Pun, he estado buscando en Google qué significa tu alias, y me ha encantado. Gracias por estar ahí con tu sonrisa, un abrazo.
ResponderEliminarGemma, en realidad después de colgar el resultado he descubierto que esta tentativa se acerca (en algún sentido) a algunos de tus textos. Lo cual, como comprenderás, es indicio de admiración. Gracias.
Jaja, Anita, ya me gustaría, ya... los trataría como a una bolsita de azúcar. Un beso, gracias.
Gracias, Mar, es verdad que el azúcar de la foto parece (involuntaria aunque complementariamente) otra cosa. Muy sugerente tu comentario... Abrazos.
Tu comentario es un lujo, Patricia. Ésa era la intención, mostrar en un detalle la perversidad y lanzar preguntas. Muchas gracias, un fuerte abrazo.
Pues la clavas, Fernando, ésa era la intención. De quién estamos hablando no lo sé, potencialmente de cualquier ser humano, me temo. Abrazos.
Pues me parece muy interesante tu lectura, Isabel, que se centra en la mirada del narrador. La verdad es que no lo había previsto, me sorprendes. Un millón de gracias.
Nieves, encantada con tu versión: los indicios, los símbolos, importan. Besitos sevillanos.
La abstracción es lo tuyo, Agus. Trazas el esquema perfecto. Sí, de esa estructura cuelgan los referentes paralelos. Muchas gracias por animarme a experimentar, por ahí ando, sí.
Huy Rosa, no sé si serás mala, pero en todo caso estaríamos del mismo bando. La historia sale de mi propia práctica. Cuando era joven, tenía un amigo que me decía: "se me encoge el estómago cuando te veo retorcer las bolsitas así"... La segunda parte del relato es pura fabulación, ¡que conste!
Humberto, muchísimas gracias. Realmente con eso basta. Un beso grande.
Conseguir el lenguaje adecuado es mi máximo objetivo, Adivín. Tu comentario, un placer, claro. Abrazos.
Juan, tu comentario exuberante y generoso supera con creces el resultado real de mi relato. Muchísimas gracias por tu generosidad. Abrazos.
Me gusta mucho la estructura en paralelo, o quizá en perpendicular, de una situación cotidiana y una "gran situación", una pequeña foto de lo cotidiano que nos lleva a un mural más grande de una situación global. Es una estructura que me encanta. Enhorabuena.
ResponderEliminarVeo el paralelismo, pero no la conexión... No encuentro el sentido último del relato, quizá por lo que he apuntado antes, que veo dos relatos y no uno.
ResponderEliminarBesos.
Entre mi interés y tu comentario, Manu, ten por seguro que seguiré explorando las conexiones entre lo pequeño y lo grande. Muchas gracias, un abrazo.
ResponderEliminarMe sorprende que busques un sentido último al relato, Odys. Quizá me he ido de mi práctica habitual con los referentes, y de mi voluntad de conducción del lector... pero espero que no lo veas como algo negativo. Intentaba liberarme de mi carácter mandón, jaja. Besos, muchas gracias.
Me da rabia porque he caído, normalmente no leo los comentarios hasta que he hecho el mío, no quiero que me confundan, `pero ayer lo hice y bueno…
ResponderEliminarDa igual, dejo lo que me sugiere: el título es el que me trae a mal traer, digo yo que está puesto en base a que todo gira alrededor de la misma persona. El narrador está fascinado con esa violencia que parece tener y que además persigue al objeto de su fascinación.
Es impactante lo visual que es la descripción sobre la bolsita de azúcar, como además me está trasmitiendo el carácter de esa persona. No falta ni sobra una palabra.
Al final me quedo con esa impresión primera: he leído un retrato de la violencia.
Como siempre, Susana, no sé si me he explicado bien…
Besitos
Últimamente llego tarde a todas partes, Susana. Y me da un coraje...
ResponderEliminarLo leí la misma mañana del martes, bien tempranito, pero luego...
Me gusta muchísimo el primer párrafo. Casi lo pude ver, como si fuera al escena de una película. Está también narrado...
El segundo párrafo me dio para acordarme de él en dos o tres veces durante el día. Qué tuvo ella que ver con la desaparición de los otros cooperantes? Y con ese pais que, como ella, exprime las bolsas? Este personaje debería hacerlo la Angelina Jolines, sin duda.
Esto es lo que he contestado sin leer los comentarios, sin conocer tus claves, si es que las has dado. Y ahora voy a leerlos... Ya vengo.
Ya estoy aqui. Pues no cambio nada. De hecho no desentona lo que yo he visto de los que vieron los demás y de lo que tú das por bueno.
ResponderEliminarHala, pues que se pague: UN ABRAZAZO, Susana.
Primeras lecturas: agua. Voy a por los comentarios: Dispersos. En resumen: a mi no me gusta por que no le entiendo, ni me sugiere nada. Esperemos al próximo martes.
ResponderEliminarElysa, como siempre, te explicas estupendamente. El título lo puse con la intención que señalas, aunque me parece pomposo. Y el resto es un retrato, como dices. Muchas gracias por tu interpretación, contigo siempre hay "línea directa". Abrazos.
ResponderEliminarNo sé qué pensar de ese comentario, Miguelángel: lo que yo doy por bueno. Tienes razón, me gusta que quede claro lo que cuento y a lo mejor eso no es lo más importante. Me dejas dudas, y eso es bueno. Muchas gracias.
Pues no sabes cómo te agradezco tu sinceridad, Ximens. Me gusta que seas claro y rotundo. Siento mucho que el texto no te sugiera nada, y sin embargo, estoy contenta porque me obligas a revisar la intención de lo que he hecho. Abrazos.
Realmente hay una agresividad más que probable en la protagonista de la histoira. Su conexión entre la bolsita del azucarillo retorcida y la supervivencia después de un secuestro da para mucho imaginar y bastante escalofrío.
ResponderEliminarY el narrador fascinado con la tortura.
Abrazos, mil.
En textos como este se aprecia mejor que con cualquier charla teórica que, al final, la escritura es mirada, todo está ahí esperando a que lo veamos.
ResponderEliminarBesos, Susana.
Susana, enhorabuena, acabo de ver los finalistas de noviembre de la Microbiblioteca. Como está en catalán se me escapan algunas cosas, pero ya pillaré a quién me ayude a sacarle todo el jugo. Muchas felicidades. Un beso.
ResponderEliminarBueno, pues no me deja comentar en la entrada del micro ganador de la Microbiblioteca, así que te dejo aquí mi enhorabuena y las gracias por la traducción. Un micro sacado de la realidad con la crudeza de un final que se avecina terrible. Muy bien conseguida la voz infantil.
ResponderEliminarAbrazos al cubo.
Me gusta lo que te dicen Lola y Jesus y lo comparto. Esa primera escena de la bolsa del azucarillo muestra todo lo que no se dice ni falta qué hace. El hecho de ponerle nombre a la femme fatale( fatal en muschos sentidos) disipa las poquitas dudas que pudiera crear el segundo párrafo.
ResponderEliminarUn microrrelato muy bueno en mi opinión.
Besico