Hoy tengo el gusto de presentar el relato que me obsequió un apreciado colega, Francesc López Camacho, autor de un blog joven y activo. Francesc está tanteando formas, y elaboró el texto que aquí os dejo a partir del relato que colgué yo aquí hace unas semanas, Perspectivas.
¡Muchas gracias por darle la vuelta a mi pecera, Xesc! Espero que os guste y le visitéis en su propia casa.
¡Muchas gracias por darle la vuelta a mi pecera, Xesc! Espero que os guste y le visitéis en su propia casa.
Cuadro: Rafael Rodríguez Baixeras. Pecera de peces rojos sobre sillón rojo
Naturaleza cruel (de Francesc López Camacho)
Teníamos una peza embarazada en la pecera. Era muy bonita y se había puesto muy gorda como lo había estado mamá meses antes. Descansaba en el suelo pero mi hermano la molestaba con golpecitos para que no se durmiera. A mi me daba pena porque cada vez flotaba menos y su marido pez no la ayudaba más que en la limpieza de la casa. Como papá a mamá. Se pasaba el día limpiando el agua, comiendo plantas y poco más. Eso decía mamá para que no nos preocupásemos. Yo sé que no, que se comía a los otros peces para hacer sitio a sus pecitos. También me daban pena pero yo estaba con los bebés. Fueron muchos huevitos. Los vimos explotar de su cola como un chorro de leche en grumos. Nos fuimos a dormir y como al final mamá no compró la red que le pedí, los pecitos metidos en los huevitos desaparecieron. El pez papá seguía creciendo y limpiando a la mañana siguiente y la peza no descansaba. Yo até cabos y le pregunté a mamá. Ella dice que no pero se escondió para llorar y luego salió de la habitación con ojos de pez. Yo creo que sí, que papá se comió a mi hermanito.
Buena réplica. Una estupenda versión de mi micro. Estas diplicidades de buena literatura simpre son maravillosas. Un beso.
ResponderEliminarHalaaaaa, madre mía pobre chiquitín.
ResponderEliminarBonito detalle y estupenda versión. Visitaremos a Francesc, como dices, en su casa.
Abrazos a ambos
Tremendo micro!!! La mirada infantil exquisitamente lograda. Gracias por presentarnos a este agudo escritor, Susana, sin dudas alguien para leer cuidadosamente.
ResponderEliminarBesos
Eran peces, pero que vivían en la casa, quiero decir, tan humanos como nosotros.
ResponderEliminarUn micro que rebosa una franca humanidad. Me recuerda la época de maestro, donde los niños me dejaban acercarme a sus realidades y vivirlas con su asombro alegre y a la vez complicado.
ResponderEliminarBlogsaludos
Te hago caso y me paso por allí. Me gustó el micro. No pierda las formas ni con esa tremenda frase final.
ResponderEliminarAbrazos.
Esto te hace grande, Susana, brindarnos la posibilidad de conocer otros escritores. No cualquiera ofrece su espacio.
ResponderEliminarUn beso enorme y espero que tengas una Feliz Navidad, si es que crees en ella.
HD
Dos historias entrelazadas por un niño que, atando cabos, nos desnuda el final, ventana triste a otra historia de sordidez conyugal. Ahora ya sé quién es Xesc, ayer me tenía bastante intrigado :-)
ResponderEliminarBesos.
Bueno Susana. Ya te lo he dicho en mi blog (brrrp y snif) aunque no sé si se entendieron esas dos palabras. Ahora que tengo un poco de tiempo y me siento (si puedo, porque aún floto) vuelvo para darte las gracias de nuevo en este marco que me has brindado.
ResponderEliminarAgradecer las palabras de los arriba comentantes (Mar, Rocío, Patricia, Ignacio, Adivín, Agus, Humberto). Decir que a todos ellos sigo de alguna forma u otra si las obligaciones me lo permiten y el ordenador me respeta y que hay tanto talento ahí concentrado, pesando sobre esta entrada que me siento más que honrado y abrumado. Coincido con Humberto, te hace aún más grande. No coincido en lo otro. No me considero escritor. No lo soy. Sé de dónde vengo y apenas acabo de coger (subir para América latina)el barco.
Seguiré vuestra estela para aprender.
Sólo un pero. Me has dejado sin tu fantástico micro de los martes, pero por esta vez te lo perdono. Cómo no. Hasta pronto.
Increíble. No sé qué tipo de criterios sigue esto del blog pero ... no entiendo cómo se ha colado el comentario de Alberto antes que el mio si ... ¡no estaba!
ResponderEliminarSirva todo lo dicho anteriormente también por Odys, a quien ayer le quise brindar un pequeño homenaje a Enrique Jardiel P. en su blog porque leyendo su (tu) última entrada, casi sin pensarlo ni analizarlo, me vino éste al tiesto.
Cosas que pasan.
Muchas gracias a todos por pasaros por este blog y por el de Xesc. Y a ti, Xesc, por tu micro, claro.
ResponderEliminarAbrazos a todos y, si no hubiera otra ocasión, ¡feliz Navidad!
Me chocan este tipo de micros. Veo demasiado niño, huevitos y pecitos para tamaña crueldad.
ResponderEliminarAbrazos y Felices Fiestas.
Excelente el micro, más que escrito parece finamente bordado, construido con tamaña delicadeza que nos va llevando de la mano a través del argumento hasta depositarnos a la vera de ese punto final,,, con la cruenta realidad en las pupilas de un niño, ojos que se resumen en pureza (pureza no significa luminosidad, pureza no significa ausencia de crueldad),,,
ResponderEliminarMaravilloso, un canto a la verosimilitud, a la economía, a la sensibilidad y el impacto. Un fuerte abrazo y mis felicitaciones primero a vos por ser tan generosa de compartirlo con nosotros y por supuesto a Francesc, por poseer una pluma tan talentosa.
Jo, me pone tierno lo que haces, Xesc. Me pone aun más tierno tu detallazo, Susana, ceder el puesto de tu micro semanal. Me gusta esa mirada infantil que cree pero que duda, y no está lejos de la verdad.
ResponderEliminarMe gusta una barbaridad estar tan cerca vuestra.
Dos abrazos encadenados.
Ha de ser fantástico el inspirar a alguien lo suficiente como para recibir un regalo así.
ResponderEliminarDos micros destacables, entrelazados por esa mirada.
Felicito a la anfitriona por lo antedicho y por compartir, en su día de la semana, el regalo recibido.
Felicito a Xesc por ese micro lleno de inocencia, ironía y crueldad.
Un abrazo a ambos.
Hace poquito que lo descubrí, y lo leído hasta ahora me ha gustado, igual que este micro que habla con voz de niño para enseñarnos cosas de los mayores.
ResponderEliminarBesitos para los dos anfitriona e invitado.
Terriblemente bueno.
ResponderEliminarEnhorabuena, Susana, por el regalo de lujo.
Abrazos, mil.
Me gustó. Pero eso ya lo sabéis los dos!!!
ResponderEliminarun abrazo!
Hola,preciosas y profundas letras van desnudando placidamente la pura y genuina belleza salvaje de este blog, si te va la palabra encadenada, la poesía, te espero en el mio,será un placer,es,
ResponderEliminarhttp://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
gracias, buen día, besos agrestes...
Susana, me hice seguidor de Xesc y le leeré poco a poco. Por ahora trato de huir de los relatos de Rec y sus múltiples versiones. De la iniciativa de Xesc de hacer contra o como se llame también me voy abstener por ahora. Quiero entender relatos, no redes de micros, no estoy preparado. Todo se andará. Nos leemos.
ResponderEliminarSusana, QUE IMPACTO FINAL!!!
ResponderEliminaresta ha sido mi cara al leer la última frase :O
Que horror de papá...
El el niño que inteligente...
Besitos :)
Muchas gracias a todos. Abrazos.
ResponderEliminarBueno, Susana, pues como no me deja publicar en Rayas, te contesto aquí. Un relato ingenioso donde pones de manifiesto como lo más evidente acaba siendo descartado. Es preferible darle cinco vueltas de tuerca a la realidad que enfrentarse a ella.
ResponderEliminarAbrazos fuera de Navidad.