Foto: David Larrosa, 10 años

viernes, 1 de junio de 2012

Los viernes conversamos

   Un par de martes atrás me llamó la atención un comentario de Elena Casero. Decía:
Con la palabra "cartografía" me ocurre lo mismo que con "ultramarinos", que me hacen viajar con la imaginación.

   Con avariciosa lentitud estaba leyendo Discordancias desde hacía algunas semanas. Primero me puse a pensar en palabras que disparan mi fantasía:  solsticio, aldaba, selenita, vanagloria, abalorio, monzón... 

   Luego se me ocurrió que tenia que comprobar si Elena no acababa de darme una clave de lectura. Fui a Discordancias y he aquí lo que hallé:
     En Teoría del suicidio la palabra suicidio "lame" el cerebro del protagonista durante meses, y hasta parecen "crecerle tentáculos" al sustantivo
     En Tu melena negra una sensacional melena sin rostro subyuga al narrador y lo traslada de una realidad a otra
     Una noche en el páramo introduce una tríada semántica nada casual: páramo/erial/campo, que se encargadan de transportar la historia en volandas
     La bañera de La dueña del secreto concentra el peso de la riqueza en tiempos de estrecheces económicas; suntuosidad que no abrirá a la suicida el camino del cielo
     Robar es el desencadenante de la acción en Recuerdos a Benedetti
     Isolina tiene en realidad un nombre impronunciable, así que el que utiliza en su profesión, Isolina, contiene toda la soledad y el aislamiento que alumbra al texto
    En Su mejor salto el protagonista provoca el conflicto al pronunciar la palabra record 
     La mancha tiene una protagonista cuya suciedad interior acaba proyectándose en una mancha real en el exterior
   
     En conclusión, creo que en muchos de los escritos de Elena la palabra vehicula la acción, una acción que se debate entre el mundo real y el ficticio, por los que transitan, a caballo de alguna palabra fetiche, los protagonistas...

   ¿Sentís que algunas palabras actúan como detonante de vuestras historias? ¿Qué vocablos han tenido ese poder? ¿Cuáles os parecen especialmente sugerentes? Hace muchos años tuve la suerte de asistir a las clases de Rosa Navarro. Recuerdo una de sus genialidades comentando la carga semántica de las palabras: "sífilis tiene nombre de mariposa"... imposible volver a ver en ella a una vergonzosa enfermedad. El poder seductor de esta palabra me apartó de su referente real.


31 comentarios:

  1. Así, sin pensar mucho, recuerdo una palabra que desencadenó un micro: "puta". Palabra brutal, contundente en su sonoridad y que para mí tiene muchos significados. El micro "Una esposa honrada" da prueba de ello. Yo creo que sólo esa palabra, que finaliza el texto, es la que le da toda su fuerza al micro.
    Sin embargo meretriz es una palabra que me encanta y que nunca asocio a su significado. Me gusta mucho también sepulcro, camposanto, morriña, poema, circunloquio, aritmética, pentagrama...
    Y tengo una fijación bestial con la palabra Alejandría, una ciudad para mí mítica, ficticia, y que no ubico en la historia del hombre sino en mi imaginación, sólo por su nombre.
    Tu tema de hoy, es muy interesante y seguro que da mucho juego. Un beso.
    PD. Te sigo leyendo pero mucha veces no puedo comentar.

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    1. Tu micro fue un fenomenal ganador de Wonderland:
      UNA ESPOSA HONRADA
      ¿Acaso no abro siempre las piernas? Las abro para que, algunos días, seamos una familia normal. Las abro para que dejes en la mesilla algunas perras extra además del sueldo mísero. Las abro para que se atoren en tu garganta los insultos envalentonado por el vino. Las abro para que no mires con ojos de rabia a Pascualillo. Las abro para que mientras te bajas los pantalones no levantes la mano. Y cuando paso por el barrio bajo y veo el burdel, imagino a esas mujeres como honradas jornaleras del amor, vendedoras de compasión, mitigadoras de soledades. Yo, la puta.

      Es cierto que meretriz es una palabra maravillosa, de jardín de las delicias en el sentido más puro. Y las demás...
      Muchas gracias, Mar.

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    2. ¡Qué buen micro!
      Felicitaciones a su autora.

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  2. Es cierto, Susana, Elena tiene una destreza singular para utilizar una serie de palabras muy precisas que, además de su particular significado, llevan implícito un caudal de emociones como la nostalgia, la melancolía, incluso la tristeza. Palabras muy certeras, que dicen mucho más de lo que describen, que añaden contexto y que estimulan la lectura activa.

    Me encanta el ejemplo de "sifilis". Y estoy contigo, hay palabras que son capaces de encerrar mundos por sí mismas. "Economato", por decir una.


    Abrazos.

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    1. ¡Gracias Agus! Apuntamos "economato" y nos imaginamos lo que tú podrías hacer con ella...

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  3. Susana, muchas gracias por este espacio de conversación sobre Discordancias. Me encanta el modo que tienes de hacer llegar los libros a los lectores.
    Las palabras, al igual que los olores o los sonidos producen siempre esa evocación de lugares, de personas, de situaciones.
    De las que tú has dicho me quedo con aldaba, me encanta. Su significado y su sonido me trasladan a mi niñez, cuando en el portal de mi casa había una. Era una manita, negra, pesada sobre una puerta oscura. El toque de mi casa era tres y repique.

    Con Economato me ocurre como con Ultramarinos.

    Y hay otra, que me parece hermosa: Falleba.
    Y Azufaifo, que en Valencia es ginjoler.

    Cada palabra esconde muchos mundos en su interior.

    Besos y gracias de nuevo

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    1. ¡Falleba! Ni idea. ¿Qué significa (en la vida real y la figurada)?
      Azufaifo también es nueva para mí. Gracias Elena, sobre todo por tus relatos.

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  4. ¡Vaya tema que has tocado este viernes!. Son tantísimas las palabras que se me vienen a la cabeza que debiera pararme a seleccionar unas cuantas antes de proseguir escribiendo : horadar, cincunloquio, vespertino, camisola, enjuta, soliloquio, lontananza, arrebujar, cartografía, delinear, perfilar, hilvanar ....

    ¿Sabes? ...nada más tener el libro de Elena Casero en mis manos, realicé una maratón de lectura de un sólo día, comentando a cada uno que pasaba por la entrada, mi impresión de cada uno de sus relatos. ¡O sea!, que hice lo contrario a tu pausada lectura. (http://demispalabrasylasvuestras.blogspot.com.es/2012/03/discordancias-de-elena-casero.html)

    Y lo que llamó poderosamente mi atención es la sencillez de su prosa pero con las palabras precisas. Perfectamente elegidas diría yo. Las palabras son lo que queremos que sean, sólo hace falta cultivarlas en una buena jardinera.

    Me ha encantado esta entrada tuya sobre este libro y veo que a Elena le ha encantado también. ¡¡Felicidades por tus viernes!! y por tus martes, a los cuales me he abonado sin pedir permiso. ;)

    Besos Susana.

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    1. Muchas gracias Laura, es un gustazo este torrente de palabras que nos mandas. Y me apunto eso de cultivar las palabras en una buena jardinera... Un beso grande, sin permiso.

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  5. Interesante lo de que "la palabra vehícula la acción" y nos encamina como sin querer, como sin darnos cuenta. A modo de trampa, una red tejida por ciertas palabras, nos enreda en la trama sin poder salir de ella...

    En mi caso, me atraen lontananaza, azabache, mesar, titilar, tintinear, volatilidad, esperpento, naúfrago, mequetrefe, taciturno, parafernalia...


    Un saludo indio
    Mitakuye oyasin

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    1. Me gustan tus verbos, sí señor. Y decididamente comparto mequetrefe y parafernalia, las compuestas llevan doble cebo. ¡Gracias, David!

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  6. Uf, qué análisis...
    En relación con Elena, no puedo opinar, pues no soy lector de sus trabajos, pero sirva esta entrada para comenzar a serlo.

    En mi caso, nunca puedo hacer un examen de cómo nace un relato mío. Tampoco buscaría hacerlo, pues sentiría que estoy quitándole la magia, como si intentase ver la mano del titiritero, o los cuerpos reales en el teatro negro. Es mejor que el proceso conciente venga luego, cuando lo reviso para que no haya errores gramaticales u ortográficos. Lo cierto es que cualquier palabra puede ser bonita en un momento y desagradable en otro. No hay una que me llame la atención en especial.
    Igual creo que sabes que... ¿cómo decirlo? no estoy a favor de un proceso previo y conciente de creación, el arte es como el amor, si le buscamos el secreto, lo estropeamos. Mi profesión 'oficial' (soy Lic. en Psicología Clínica y Dr. en Neuropsicología) me ha llevado más fuertemente a sostener mi posición, ya que los procesos de creación se generan en locus muy alejados de los de actividad ejecutiva, por ejemplo.

    En fin, gracias por estas reflexiones de viernes, soy abonado a ellas, y gracias por darme la posibilidad de conocer a Elena.

    Un beso.
    HD

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    1. Bueno, ya que te resistes tan insobornablemente a darnos alguna palabra que te haga soñar, yo elegiré "análisis" por ti, jaja. Muchas gracias a ti, Humberto, por dejarnos tu reflexión también.

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  7. Aunque acabo de volver de unas vacaciones, las cuales terminan dándome más trabajo si cabe, por recuperar lo atrasado, soy de los que me sumo a tus viernes disfrazados de martes. Aunque no he tenido aún el placer de tomar la lectura de Elena, cosa que haré ya que me fio muy mucho de las buenas recomendaciones, el tema de hoy es de una sugerencia notable ya que dice mucho de como escribe o intenta escribir cada uno.
    Yo, particularmente soy un tanto, como decía mi madre, "culillo de mal asiento", que es una expresión muy dada para personas que no pueden parar. Es mi caso. Cada vez trato de exigirme algo distinto, y las palabras y los retos, son variar. Fuera rutinas.
    Me atraen mucho las palabras de mi infancia. Soy inmigrante dentro de mi país, y me atraen rebate, gofifa, sarmiento, lebrillo, pegote, pámpano, cicatrona, carromato, arrope. Me agarro a ellas y trato de no perderlas. Las añado a otras tantas que viven conmigo: artesano, buril, escaparate, cuenda...
    Al fin y al cabo, escribir es seleccionar palabras inteligentemente.
    "Grandes buhos me observan desde las alturas. No espero nada de ellos, según me acerco, su espacio voy tomando, si resbalo, mullidas plumas me van acomodando".
    Un beso.

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    1. Los regionalismos desde luego son un cosmos aparte, darían para explorar un buen rato. Me gustan "arrope" y "cuenda", de tu lista. Y esa cita final... ¡gracias!

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  8. Palabras que me encantan y sugieren. De un intermitente visitante: carámbano, crepitar, chisporroteo, almizcle, trastabillar, onírico, alimoche, bruñir... me encanta escuchar y leer especialmente las tres primeras.
    Sin embargo, reconozco que a la hora de escribir parto de imágenes y sensaciones, nunca de palabras, ellas vienen después, y durante el proceso, a menudo algunas menos sugerentes abordan las frases expulsando a otras que debieran ser favoritas... posiblemente por eso precisamente.
    Un abrazo desde las espirales, Susana y concurrencia.

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    1. Fernando, "carámbano" me parece embaucadora. Un puntazo, de lo mejor. ¡Gracias!

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  9. Las historias de Discordancia nos arrastran por muchos lugares reconocibles o no, pero siempre inquietantes.

    Y voy a decir una palabra que, según dicen que dijo un profe de taller, no se debe utilizar en un relato: alféizar. Me gusta, la he utilizado muchas veces y la pienso seguir utilizando. También me gusta azahar que me lleva a un estado de ensoñación y borrachera por el olor metido en el recuerdo. Almizcle, azogue, alondra... y muchas más.

    Abrazos para todos.

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    1. ¿Palabras prohibidas, Lola? ¡Podríamos hacer otra lista! Y también podrías mandarnos alguno de tus transgresores alféizares, a ver si superaron la prueba del algodón, jaja... Un gran abrazo.

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  11. Las palabras que dicen que dijo el profesor son corazón, alma y alféizar. No deben usarse, según él, porque corazón y alma son cursis y no se suele usar su sentido literal, y alféizar como ejemplo de palabra pretencioso de escritor que recurre a lo sonoro para disimular carencias. Bueno, como ejemplo vehemente es gracioso, no debe haber palabras prohibidas, pero es cierto que en cualquier canción de Bisbal sale la palabra corazón y alma al menos 4 veces cada, no tanto alféizar, haced la prueba. A mí me gusta la sonoridad de la palabra silencio.

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  12. Y Discordancias es preciosa, la palabra y el libro, y no digamos su autora.

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    1. Gracias por contextualizar, Manu. Y por "silencio" y "discordancias". Me hace pensar en "disidencias". Besos

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  13. De entrada, qué ganitas de empezarme el libro de Elena. Y de salida, que chorro de palabras maravillosas entre los comentarios (sabes que casi nunca los leo, salvo en tus viernes, por lo que aprendo de ellos). Esta entrada me ha hecho pensar en qué pienso cuando escribo, y creo que tiro mucho de mi infancia, de palabras que nunca utilicé en mi vida, pero que las guardo como en un cofre, y que voy sacando poco a poco (con la misma avaricia con que tú lees a Elena). Muchas de esas palabras las dijo mi madre, mis tías, las mujeres de mi casa (que han sido muchas y eternas). Sí, creo que el universo de mis palabras, el "economato" de donde las cojo es indudablemente femenino. Es universa, economata.

    Un abrazo doble, Susana.

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    1. Me has hecho recordar que cuando nos conocimos "adiviné" que tu micro sobre una obra clásica se refería a "La casa de Bernarda Alba", que ahora se levanta como un referente personal. Me encanta eso de que tengas una "universa economata"... Besos.

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  14. Susana, Azufaifo o azofaifo es un arbusto que da unos frutos oscuros, redondos y sabrosos. En Valencia siempre hemos comido muchos de ellos. Aunque como te decía les llamamos Ginjols.
    La falleba es la manecilla que cierra una puerta y se encaja en un saliente metálico en la puerta contraria. Como yo vivía en una casa antigua,teníamos fallebas en todas las ventanas y balcones. Es una palabra muy hermosa.

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    1. Precioso, Elena. Por aquí arriba cuando uno está muy alegre decimos que anda "més content que un gínjol", y el motivo es, según me contaron hace poco, que antiguamente con los gínjols hacían flautines. Me gustaría ver uno. Besos

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  15. En lo particular, siento que no es una palabra el detonante para que comience a escribir una de mis muy modestas historias.
    Sí siento que, en realidad, la llave que arranca el motor del escritor amateur puede ser una imagen, o una sucesión de imágenes, o una idea...
    Pero debo confesar que tengo una fijación intrínseca con la palabra "ojos" (en plural o en singular): siempre aparece, sin que me dé cuenta, en mis cuentos amateurs. Como así también las acciones derivadas del "mirar", "observar", y demás similares. Un párrafo sobre el particular en el cuento "La fosa", próximo a ser publicado en mi blog: "Levantó el ala de su sombrero y Don Pedro vio sus ojos. Uno rojo, como sangre coagulada; el otro amarillo ocre, el color de la orina fétida acumulada en los riñones y que pugna por salir con urgencia."
    También suelo escribir seguido la palabra "frenesí": da una sensación de locura que no se puede frenar.
    En ocasiones, la elección de los nombres propios de los personajes dice mucho de cómo queremos que el lector visualice sus personalidades o sus contexturas físicas. Así me pasó en el cuento "Amores de verano" (sí publicado en mi blog) con Sofía, Hipólito, Ber y Paul, los personajes del mismo.
    ¡Muchas gracias por el espacio! Muy enriquecedor.
    Saludos.

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  16. Muchas gracias a ti por participar y por compartir, Juanito. Un fuerte abrazo.

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  17. ¡Jo, Susana! pides palabras y hay tantas y tan inspiradoras, a veces una sola sirve para iniciar una historia y contarla con más palabras. Tengo Discordancias, pero lo leí en esperas hospitalarias y debo volver a leerlo con tranquilidad, pero eso sí, el que se me clavo en la memoria fue: Tu melena negra.
    Te dejo una palabra: Jofaina, me encanta aunque todavía no le he encontrado una historia acorde con su "alcurnia"

    Besitos

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  18. Qué manera,de nuevo, más original de hablar de un libro y las sensaciones que nos ha provocado.

    Enhorabuena a las dos: Elena y Susana y un abrazo

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