Son
varios los libros que los amigos de este blog han dado a luz en 2012. La
casualidad nos ha hecho presenciar un despunte editorial simultáneo y
próximo. Hemos compartido la enhorabuena y la difusión en la medida de lo
posible, y en todos los casos hubo confirmación de expectativas. La sorpresa ha
sido, para mí, La danza de las horas de Gemma Pellicer, porque el
formato libro difiere sustancialmente de lo que yo percibía de su escritura.
Me
explico.
La edición
¿Qué sentido tiene editar en papel
lo que ya se ha hecho público electrónicamente? ¿Para qué comprar textos que ya
conocemos y que están a un tiro de clic? Esta pregunta habitual tiene una
respuesta clara en el libro de Gemma.
Empecé a entrar en Sueños en la memoria hace un par de años, pero el blog llevaba en funcionamiento desde
2006. No me remonté a los inicios, y tampoco lo seguí exhaustivamente. Además
de microrrelatos había aforismos, retratos, definiciones, fotografías, etc., y
yo iba a lo que iba; purista. Sin embargo, disfrutaba del lenguaje reflexivo y
depurado, del enfoque insólito y de la singularidad de la bitácora.
Ahora, La danza de las horas
(Eclipsados, Zaragoza 2012) ofrece un centenar de textos organizados en
tres partes que guardan proporción: Perplejidades, Infortunios y Máscaras.
Tres bloques unidos por el sentido temático que el subtítulo sugiere, pero
también por criterios formales que les dan una coherencia más sutil, basada, en
mi modesta opinión, en el trayecto que recorre la autora en materia de
exploración literaria. Un progreso y una búsqueda que el día a día del blog no
hacía perceptible.
Partes
Perplejidades. Los primeros
textos se apoyan en definiciones, utilizan caligrama, presentan diálogos
abstractos (con la naturaleza, el gigante, el futuro) y se centran en temas
principalmente reflexivos. Predominan los personajes anónimos, sin profesión ni
relaciones con otros personajes, que habitan en un tiempo imperfectivo. El
conflicto, casi invariablemente, se oculta en su mente. A veces el lector puede
sentirse a una gran distancia de esta voz narrativa, en mi opinión demasiado
centrípeta.
Infortunios. Los relatos de
la segunda parte exploran la metaliteratura, el proceso creativo y el lenguaje.
Aquí se evidencia la formación de la autora y se revela la capacidad de
transformación de su lenguaje, que deja paso a una ironía intelectual,
contenida. Cortázar, Fray Luis de León, la mitología griega, Aub o Chuang Tzu
figuran entre sus alusiones, aunque también surgen estupendos relatos
directamente vinculados al mundo de la emoción, como “La niña requetegorda” o
“Blanca y tibia”.
Máscaras: El último
apartado abre paso a una mayor acción narrativa. El humor flexibiliza el
lenguaje haciéndolo más coloquial, más vivo, y los temas van abandonando la
reflexión para apostar por el juego. Personalmente, es la parte que más me
gusta. Algunos toques surrealistas, en “El ojo de cristal” o “Vestidos para la ocasión”, se abren a un territorio que invita a pedir más.
Hay, por supuesto, unidad de voz en las tres partes.
Interpretaciones
Probablemente la experiencia como
antóloga de Gemma Pellicer tenga que ver con la disposición de estos textos y
con el espíritu que guía el libro. A la pregunta que me hacía arriba, para
qué publicar, respondería ahora que para dejar constancia de un camino
empezado, de una trayectoria consciente y de un trabajo con sentido.
Pienso que la coherencia de La danza de las horas responde a una elección muy meditada. Que la
escritura es, para Gemma, un reto intelectual. La suya no es una experimentación
intuitiva, desbordante o aleatoria; es el producto de un rastreo sistemático.
Hay mucha lectura detrás de sus piezas. Las frases vuelven constantemente sobre
sí mismas para matizarse, el vocabulario es deliberadamente culto, depurado, de
sonoridad poética, y los temas responden a etapas de un proyecto. El que quizá
aborda más veces, el escritor en proceso creativo, revela un constante
autoanálisis y, me atrevería a decir, hasta la predilección por algo que
rechaza uno de sus personajes: “la estupenda edificación de su ingenio”.
Danzar
durante horas
El otro
gran tema conductor del libro es, por supuesto, el tiempo. Apresar el tiempo,
organizarlo, sacarle partido. Ser un personaje pleno, un buen narrador, un
autor completo. Quizá, vivir de una forma consciente, ser el vigía de cada
elección... A través de su necesidad de plenitud, conocemos mejor a la autora;
una autora con recursos y ambiciones.
Para
terminar os dejo con uno de los microrrelatos de La danza de las horas
que me parece representativo de lo dicho arriba:
Identidades en fuga
Cada vez que el escritor se dispone a
escribir, pacta con el narrador que le representa que interprete sus anhelos,
con el fin de dar forma narrativa a cuanto hasta entonces sólo había sido un
amasijo de ideas y sentires.
De igual modo, cada vez que el narrador se
decide a poner por escrito las ideas dictadas por el otro, no es extraño que
sienta su identidad amenazada ante lo que considera un abuso de autoridad,
circunstancia que lo fuerza a traicionar a su homólogo, según aprecia y
reconoce el mismo autor.
Desde entonces, y en justa correspondencia,
los autores han adoptado la sabia costumbre de negar la veracidad de cuanto
relatan sus narradores, sin que logren, la mayoría de las veces, conciliar sus
respectivos pareceres. Así las cosas, mientras el autor tiene que conformarse
con la ficción del reconocimiento público, el narrador logra realizarse tan
sólo sobre el papel.
Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) es licenciada en Filología Hispánica y Periodismo. Ha cultivado la crítica literaria en diarios y revistas como Avui y Quimera. En colaboración con Fernando Valls ha publicado la antología Siglo XXI (Menoscuarto, 2010). Sus micros figuran también en la antología Mar de pirañas (Menoscuarto, 2012). Trabaja como editora y correctora.
Una reseña para mí excelente, has sabido aunar lo intelectual con el sentir de la autora, y dar respuesta de el porqué dejar constancia de lo escrito. Y es que esto es un trabajo exquisito que nada tiene que ver con hacer un libro de un blog.
ResponderEliminarDespués de leerte es para salir corriendo a por el libro porque de la autora se puede aprender mucho.
Abrazos a las dos.
Es magnífica la reseña, Susana. Bien elaborada, sin dejar ningún elemento al azar.
ResponderEliminarTengo pedido el libro pero aún no me lo han traído. Tengo muchas ganas de leerlo.
A mí me parece muy bien que los relatos que se han publicado en un blog pasen a formar parte de un libro en papel. Creo que hay que darles la entidad que conforma el libro, entre las manos, con el ritual que conlleva el pasar sus páginas, detenerse en cualquier relato, en cualquier renglón, o como suelo hacer, subrayar aquella frase o párrafo que te haya impactado.
Espero tenerlo pronto y disfrutar con la lectura.
Unos abrazos para ambas
Muy inteligente análisis sobre la percepción que ofrece un soporte y otro. Este razonamiento pone sobre la mesa un asunto que la frivolidad, el entusiasmo y, sobre todo, la prisa por publicar y la presunta «democratización» de la literatura deja al margen y que no es la publicación de lo escrito sino el modo cómo se hace esa publicación. Excelente.
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana, por tu reseña generosa e ilustrada :-). En relación con lo que comenta Antonio, para mí ha sido muy interesante tener que organizar un libro a partir del material publicado en el blog; entre otras razones porque la bitácora no deja de ser -en mi caso, al menos- un campo de ensayo y experimentación, lo cual quiere decir que no todo lo que aparece en ella merece ser recogido después en libro. Creo, de hecho, que la selección y disposición misma de lo que el autor "da por bueno" (o salvable), y ordena de un modo determinado, establece una serie de conexiones entre los textos que, de otro modo, leídos cronológicamente, no son visibles. Gracias a todos y un fuerte abrazo
ResponderEliminarGracias a ti, Gemma, por el buen rato que pasé con la lectura del libro y por aceptar este comentario personal. Sí, mi intención era dejar claro que la organización editorial forma parte de la consciencia y la madurez del autor, e incluso del proceso creativo, si tenemos en cuenta lo que uno aporta al reflexionar sobre lo que hay que "salvar", como tú dices, o no.
ResponderEliminar¿Se podría decir que una bitácora es un borrador expuesto al público? Yo lo veo así. Por eso se justifican los comentarios amistosos, consejos, etc. que integran los blogs, mientras que la edición es la salida al ruedo impersonal, la exposición a un mundo más árido e inflexible. Algo para lo cual hay que estar bien preparado, como es tu caso.
Vaya ...estaba haciendo un comentario y se me ha volado, o se me ha extraviado entre la reseña tan magníficamente escrita y organizada, que has realizado, Susana.
ResponderEliminarLas reseñas dicen mucho de nuestras lecturas, y en este caso, me ha parecido entrever que a tí te ha encantado y deseabas despertar el apetito del resto de lectores por esta obra de Gemma. Bueno, pues lo has conseguido, querida.
La reflexión entre lo digital y lo físico, bajo mi punto de vista merece ¡un diez!. Así que un besote y cuando lo consiga volveré en un ratito a compartir mi experiencia de lectura con el resto, en este espacio.
Un beso de sábado.
¡Qué barbaridad! Yo, si un día publico un libro, te quiero como crítica, Susana. ¡Genial disección!
ResponderEliminarAbrazos, muchos.
Una crítica excepcional que nos aproxima a esos mundos tan propios de Gemma, en la que no caben los márgenes entre la poesía, lo onírico y la nitidez conceptual que impregnan sus piezas. Y esa obsesión por el tiempo, como hilo conductor de la vida. Un libro que dará que hablar.
ResponderEliminarAbrazos.
Menos mal que te tenemos, Susana, para decir tan bien argumentado lo que muchos pensamos. Enhorabuena a la escritora y a la reseñadora. Toda mi esperanza puesta en Amazón, para que no tarde en mandarme el libro.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Araceli y a esto añadida la reflexión sobre blog y libro en papel.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Susana.
Abrazos para las dos
¡Menuda reseña! Tengo el libro pedido, pero si no fuera así, después de leer tu reseña seguro que lo incluía en mi lista.
ResponderEliminarBesitos
Estupenda reseña, Susana. A mí me han entrado ganas de leer el libro de Gemma. Otro a la lista.
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